Las fantasías místicas siempre han sido muy ricas en sus diversos contextos, aun en esta descreída época podemos disfrutarlas con la mayor curiosidad. Eso es lo que en primer lugar la idea de llevar al cine el comic Hellblazer propone al espectador: un subyugante viaje por aquellas hipnóticas e inquietantes historia de lo que hay más allá de lo que perciben nuestros cinco sentidos y sobre aquellos (des)afortunados que poseen, cuales aberraciones de la naturaleza, la capacidad de superar esas limitaciones. Y el sonambúlico John Constantine es uno de ellos.
Como siempre esta premisa es llamativa cuanto menos, pero como casi nunca en el cine de hoy todo se queda en una buena idea. No he leído el comic aún pero con seguridad que debe estar mejor resuelto que este film que se va como era casi inevitable esperarse: una aparatosidad visual y un torpe desarrollo narrativo que hace de una saga mística el mas insufrible espectáculo. Aunque la secuencia inicial del exorcismo promete algo, nuestra espectativas porque la pelicula levante vuelo se desvanecen rápidamente. La gran mayoría del tiempo vemos solemnes explicaciones y unos cuantos paseos entre escenarios y personajes que se pretenden de lo mas sórdido pero en el sentido mas trillado del término. Eso sin contar con el disparatado e igualmente torpe desenlace.
Sin duda los seguidores darán a conocer su desacuerdo por las infidelidades respecto del original, pero eso es lo de menos, lo lamentable de Constantine es no haber retrabajado su historia con un verdadero sentido de la aventura y con verdadera sugestión el misterio. Un espectáculo absolutamente inútil salvo por aquellos mensajes en contra del tabaquismo, verdaderamente insólito tratandose de un blockbuster.
Jorge Esponda
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