Un long dimanche de fiançailles
Dir: Jean Pierre Jeunet | 133 min. | Francia – EE. UU.
Intérpretes:
Audrey Tautou (Mathilde)
Gaspard Ulliel (Manech)
Dominique Pinon (Sylvain)
Chantal Neuwirth (Bénédicte)
André Dussollier (Pierre-Marie Rouvières)
Ahora que Luc Besson se mantiene en silencio es Jean Pierre Jeunet el que ha asumido el rol de ser el cineasta francés más relacionado con la industria americana. Más que con Amelie lo demuestra con Un long dimanche de fiancailles, su nueva realización. Para ello elige una historia de amor marcada por la guerra (la primera guerra mundial para ser precisos) que es revestida con toda la impactante imaginería visual que se le conoce.
Jeunet (Francia, 1953) surgido de una amplia experiencia en publicidad se colocó rápidamente en un lugar expectante dentro de la industria cinematográfica internacional gracias a sus filmes de fantasía y cierto toque bizarro que a pesar de tener personalidad propia se alimentan de la influencia de ciertos directores como Terry Gilliam. Ahí está por ejemplo aquella extensión de la serie Alien (Alien: Resurrection).
Pero sin duda su punto alto llegó con Amelie y su furibundo éxito de taquilla que lo convirtió en el rey Midas del cine francés y que le ha permitido ahora realizar esta cinta de ambiciones mayores.
Un long dimanche de fiancailles nos presenta la historia de Matilde y Manech, dos almas enamoradas desde la infancia que son separadas trágicamente por la guerra. Una vez terminada la conflagración Matilde recibe la infausta nueva de la desaparición de Manech. A partir de ahí se inicia toda una odisea para la heroína quien no se resigna a aceptar los designio del destino. Y Jeunet convierte su film entonces en un espectacular film épico y de pesquisa al que reviste de diversas técnica visuales, una verdadera puesta a prueba de sus conocimientos cinematográficos.
Y ciertamente algunos momentos consiguen su cometido, por ejemplo los dedicados a la guerra que están retratados en toda su crueldad, incluso con las licencias fantásticas que puedan tener (como aquella del avión alemán asolando a los condenados o aquella del proyectil incrustado en el improvisado hospital.
Pero aún cuando el film es un espectáculo disfrutable no termina levantando demasiado vuelo. Y es que tiende a ser irregular, Jeunet estira y contrasta la aventura, sus motivaciones y descubrimientos de manera algo caótica. La dulce Audrey Tautou es siempre una presencia agradable y sostiene a su personaje y su itinerario por más reiterativo y predecible que puede ser. Y hay que agradecer también las presencias de André Dussollier, Jean Claude Dreyfus, Denis Lavant y la insólita de Jodie Foster. Lo mejor se resume, como dije, en las secuencias de guerra o de crimen, cuando no son los personajes, sino el trabajo visual de Jeunet lo que se impone. Las historias y conflictos muy humanos no son su fuerte.
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