Esta película es harto significativa como uno de los más extraordinarios y personales homenajes que se hayan hecho a un tipo de cine ya mutado hace mucho tiempo. El polaco Roman Polanski nos trae de vuelta la esencia del film noir, esa vertiente del policial que se desarrollaba en medio de atmósferas siniestras envenenadas de traición, miedo y ambición.
En Chinatown se valió de la moda retro de comienzos de los setentas para realizar toda una puesta al día de recursos que incluso se podían considerar desfasados (vale tan sólo presenciar los créditos iniciales) Lo novedoso y genial de este film fue que Polanski fiel a su estilo exacerba aún más el lado oscuro y perverso del género, para revelarnos una vez más su visión de la sociedad moderna envilecida al extremo en que sus protagonistas apenas son fichas de un enorme juego movidos de un extremo a otro sin que puedan evitarlo.
Así presenciamos la aventura del detective J. J. Gites (émulo de tantos Sams Spades y Philips Marlowes en la historia del cine) que asume un extraño caso. En él conocerá todo un impresionante (si es que alguien de su oficio se puede sorprender de algo) trasfondo de corrupción, odios y venganzas en la entonces todavía polvorienta ciudad de Los Ángeles. Ahí como sus antecesores, no podrá evitar involucrarse con lo que no debe empezando con un asesinato y la investigación que lo llevará a conocer a una mujer fatal: la evasiva Evelyn Mulwray (Faye Dunaway.)
Polanski con estupendo guión de Robert Towne lleva acabo esta travesía por las aguas turbias (acaso las únicas) en que los aparentes estereotipos de la historia detectivesca están puestos con tal talento que difícilmente podemos olvidar este modelo. He ahí que surge como retorciendo mas su autoconciencia el gran John Huston (inaugurador del sub género) como el todopoderoso Noah Cross luciendo toda su imponente presencia ante los espectadores y ante el propio Polanski que conciente de su rol prácticamente hace la comparación entre ellos interpretando a un pequeño matón.
No hay que olvidar a un magnifico Jack Nicholson como el turbado protagonista, quien con Faye al lado se convierten en una de las parejas mas memorables del imaginario del policial negro. Una joya, acaso la obra cumbre de Roman Polanski.
Jorge Esponda
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