3. «Cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras»
A tu regreso de Cuba, entre otras cosas empiezas a trabajar en televisión ¿no?
Sí.
Trabajas bastante, haciendo….
…telenovelas.
Telenovelas ¿no?, trabajas en América Producciones, en Frecuencia Latina, en ATV, editas Luz María, Leonela, Los Unos y los Otros y Tribus de la Calle, entre otras novelas. ¿Cómo fue esa etapa?
¿Lo de las telenovelas? Pues llegué con la aspiración de hacer lo que había visto, empezar a hacer asistencias de montaje, en moviola todavía, empezar a trabajar en cortos e ir entrando en el largo. Pero en esa época, ¿cuántos montadores habían?, estaban tres, cuatro montadores, nada más. Había gente que se dedicaba al montaje pero también hacían otras cosas. Entonces el primer trabajo que me tocó fue una asistencia de montaje de un medio metraje: Kentishani y Chaavaja de Aldo Salvini, ese fue el primer trabajo que tuve. Pero después de eso no apareció nada para seguir trabajando en cine, yo quería trabajar en ficción y lo que apareció para seguir trabajando en ficción fue lo de las telenovelas y empecé con ese tema. Pero como les decía, siempre el melodrama me había interesado, yo nunca le he hecho ascos, porque he sido muy aficionada a ver melodramas toda mi vida, melodramas norteamericanos, mejicanos, argentinos. Toda mi vida he visto telenovelas, no les hago el menor asco, me encanta el género, me parece interesantísimo. Entonces cuando empiezo a ver que el melodrama es un tema de estudio, en la universidad primero y luego me topo con las enciclopedias en la escuela de cine ¿no? Además Cuba es la meca del melodrama, estaba Félix B. Caignet y todo eso, el ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión) tiene los guiones de la época de las radionovelas por kilos, llegaban los productores de afuera y los compraban por peso. Por ejemplo América Televisión una vez compró los guiones por peso para rescribirlas, porque ese era el negocio. Entonces dije “esto es interesantísimo”, empecé a entrar en las telenovelas, ya se hacían novelas que tenían que ver más con la realidad entonces el género como tal me resultaba interesantísimo.
Pero siempre esperando también hacer otras cosas ¿no? Por esa época hice un proyecto que se llamó “El derecho de llorar”, que era una serie sobre la historia de la telenovela. Este proyecto lo termine de preparar en la escuela con todos los libros que había ahí. Un día presenté este proyecto a unas canadienses que se encontraban en el festival de la Habana y me llamaron después de dos años acá al Perú. Ellas eran de un centro cultural, el centro Banff de Canadá que estaba en las montañas Rocallosas, que es como el lado canadiense del parque del oso Yogui (risas). Como ellas promovían residencias culturales, habían hecho una sobre “Mass media and visual arts” o sea medios masivos y artes visuales y les pareció interesante lo de la telenovela como medio masivo. Me llamaron y me fui allá a hacer la residencia artística a Canadá en 1996 y estuve un mes ahí trabajando con los melodramas, y salió una cosa divertidísima que les encantó. Hice un video de un melodrama, basado en un tango argentino muy antiguo, sobre una infidelidad, donde viene el marido y le da una puñalada a su pareja. Y todos los textos eran sacados de canciones, de pasillos, de boleros, de valses, de cosas así. Todos los textos eran del tipo: “ódiame por piedad yo te lo pido” o “cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras” pero claro, todo eso en inglés.
¿Ese video era Finally… a kiss?
Sí Finally… a kiss, y todo eso en inglés y entonces empiezo a traducirlo al inglés con mi compañera de cuarto pero ella me dice que en inglés no se habla así, ¡pero claro!, justamente eso quiero, que no se hable así, o sea como suena en inglés “cuando tú te hayas ido me envolverán las sombras” “when you must go on, the shadows envelopes me”, una cosa así. O sino “arráncame la vida con un último beso de amor… y la mata”. ¡Y todo eso en inglés! (risas). Pero además todo eso con la forma de un melodrama a lo Douglas Sirk pero en blanco y negro, con esas imágenes todas idílicas a lo Peyton Place, porque además el pueblo de Banff da para eso. Por ejemplo, me contaron que unos japoneses fueron a Banff (generalmente van a ahí para esquiar) e hicieron ahí una telenovela que se llamó “Banffu”, porque los escenarios son idílicos, entonces imagínense ese escenario de las Rocky Mountains y con una locución en off a lo melodrama norteamericano de los años 50 y también los créditos eran así con cartillas con letras cursivas, todo en blanco y negro… Y les encantó (risas). Me pidieron que lo repitiera cuatro veces. Entonces me dije bueno no estoy tan perdida, porque claro una tiene esas inseguridades… porque todo el tiempo tú dices “¡Aghhh!, las telenovelas son un asco, no sirven para nada”. Pero si tú le encuentras algo interesante y le das juego viene otro público y le encanta, le parece super interesante, además un público así de exigente… ¡tan loca no estaba!, entonces ahí me empecé a tomar más en serio la telenovela y en general el melodrama. Me lo tomo muy pero muy en serio.
Luego de tu experiencia en la televisión, a finales de los 90s te vas a España. ¿Porqué te vas a España?
Sí, lo de España fue un casualidad, porque cuando yo empiezo a ver que estoy más consolidada en esto de la edición de telenovelas, que fue en el 99, trabajaba en América TV, entonces dije “trabajo mis ocho horas clavadas en esto de las telenovelas y después voy abriendo toda una veta para hacer cosas más personales”. Ya estaba más estabilizada en lo personal y todo eso. Y me compré un ordenador para empezar con mi pequeña productora, por lo menos empezar a dar servicios, ya tenía un contacto para un documental (una chica que quería hacer un documental sobre juegos antiguos en toda Latinoamérica) tengo una investigación aquí, etc.
Entonces de pronto me veo sin trabajo y me dije me voy al Festival de la Habana, hace como cinco años que no voy allá y me reciclo y me pongo a ver que hay. Y al ir me encuentro con la gente, empiezo nuevamente a ver las películas latinoamericanas, te metes en el ambiente este del Hotel Nacional ¿no? que es como un lobby, no es un mercado precisamente pero es realmente ahí que haces todos los contactos. Voy a familiarizarme nuevamente con eso, para empezar a hacer proyectos más personales.
Pero claro yo tenía el compromiso con América, les dije que regresaba a mediados de enero para empezar a editar “Pobre Diabla”, llego el 12 ó 13 de enero y les digo “bueno ya estoy aquí” y me responden “para ahora no, ya para la próxima…” y me quedé en el aire, sin ninguna respuesta, con deudas, sin empleo. ¡Qué hacemos! Empezar de nuevo. Trabajo otra vez en edición, trabajo en Canal A y me estafan, me quedan debiendo tres meses.
Y en medio de toda esa tragedia, además el país hecho una desgracia y todo, aparece una invitación para ir a Suiza de jurado para un Festival de televisión “La Rosa de Oro de Montreux”. Entonces yo digo: “me voy de jurado a este festival”.
Y por otro lado la verdad es que con mi chico habíamos visto que la cosa no pintaba nada buena en el Perú.
Todas las coproducciones que se hacían a través de Ibermedia con Perú se hacían por este sistema de puntos que a mi no me termina de convencer, porque no apuestas por el desarrollo de las distintas áreas técnicas de los países, porque siempre los directores peruanos y también las empresas productoras de otro país lo que quieren es tener la post producción en su país. Entonces llegaba un momento en que todas las películas peruanas se editaban fuera del país y la mayoría en España. Entonces pensamos “habrá que emigrar a España” por que si todo se edita allá, como peruana debo ir allá y fue casi una decisión a la loca y como había gente de la escuela de cine, decidí quedarme por allá. Eso fue en el 2000, pero bueno, como a uno nunca se le educa para ser inmigrante después me encuentro con todo el tema de los papeleos y toda la cosa. Además en esa época en España no estaban tan acostumbrados a los inmigrantes, recién empezaba todo el fenómeno y me tocó estar todo un año y medio leyéndome la legislación de extranjería que este año la han cambiado hasta cinco veces, y que te estén cambiando las reglas del juego a cada rato es complicadísimo. Y así fue, un poco una decisión a la loca, pero algo si tenía claro: si yo quería ser montadora, editora y en mi país no se edita, todo se hacía en celuloide, pues tengo que irme donde se edita. Aquí ya no hay montadores, el único montador que había era Gianfranco Annichini y él estaba sin trabajo, unos que otros ya estaban fuera del país o ya no ejercían. “Qué panorama es este, me voy”.
¿Y ahí encontraste inmediatamente oportunidades de trabajo?
No, porque claro, no tenía los papeles, estaba ilegal. ¿Pero a quién se le educa para ser inmigrante? A nadie. En el colegio nunca te dan una clase sobre legislación de extranjería, lo mas complicado fue regularizarme, tener los papeles. Lo que si me sorprendió fue que me puse a repartir con la cara bien dura mi currículum y me aceptaron en un par de lugares pero como para hacer pasantía. Pero estuvo bien porque aprendí a utilizar otros sistemas que no conocía, el haber llegado con el conocimiento del Avid fue muy bueno porque todavía se editaba en Media 100 que es un sistema muy complicado que no me gusta nada, porque tienes que avisarle al sistema operativo y tienes que avisarle al sistema todos los cambios de archivo que estas haciendo. Entonces recién se estaba popularizando el Avid y eso me sirvió. Me sirvió también que hablaba algo de inglés, sobretodo en documentales, cuando alguien no podía editar y necesitaban alguien que supiera algo de inglés ahí entraba yo. Tuve la suerte de entrar a dos proyectos que estaban vinculados con el tema de la inmigración y yo me reía un poco con los productores, les decía “bueno yo estoy haciendo investigación participativa”, por un lado ellos querían eso, que sea mujer que sea inmigrante y a veces ese perfil me ha facilitado las cosas. Pero hasta cierto punto porque hay una cosa que si es verdad: mientras estés en la periferia haciendo trabajos que nadie quiere, bien, pero cuando empieces a competir ahí si ya es mas duro. Para dar el primer arranque fue muy complicado pero yo creo que tuve la suerte de encontrar esos dos proyectos sobre inmigrantes.
Y ¿cómo veían el cine de Perú en Europa, cómo lo ven actualmente?
Bueno, en España, porque de los otros países no sé, en España pues el cine peruano casi no existe, solamente Lombardi, y empieza a existir más el Festival de Cine de la Católica, eso sí, tu preguntas a gente de cine y ya conocen el festival, ya escucharon del festival, pero el cine peruano no tiene una pantalla todavía. Y por eso me parece que algo que debería hacerse y que no implica mayor costo, es hacer una batería de cortometrajes en DVD, unos 20 cortometrajes, y mandarlos a todos los festivales, empezando por los iberoamericanos, por lo menos para que en todos los festivales haya un corto peruano o un video peruano, hay muchísimos festivales que reciben videos. Yo creo que si se reúne un grupo pueden quemar un DVD, sacar copias, sacar por lo menos unas 50 copias. Y para mandarlo quizás ahí sí apelar a Relaciones Exteriores, a la misión diplomática. Con todos los cortos que se han hecho el 2004 y 2005, empezar a bombardear festivales. Es el primer paso yo creo.
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