One Hour Photo
Dir: Mark Romanek | 100 min. | EE. UU.
Intérpretes:
Robin Williams (Seymour ‘Sy’ Parrish)
Connie Nielsen (Nina Yorkin)
Michael Vartan (Will Yorkin)
Gary Cole (Bill Owens)
Dylan Smith (Jake Yorkin)
Eriq La Salle (Detective Van Der Zee)
Erin Daniels (Maya Burson)
Nuevamente Robin Williams protagoniza un thriller luego de Insomnia, el actor interpreta en esta oportunidad a un personaje obsesivo y de móviles inciertos. La diferencia es que ahora toda la película gira en torno a él.
One Hour Photo es una película sobre la soledad en este caso la de Sy experto en fotografía que ha vivido o más bien lo ha visto todo a través de otras personas, sus clientes que ponen en sus manos sin saberlo, toda su historia: ya sean celebraciones, paseos, retratos de un tiempo pasado, es decir lo que quieren conservar nítidamente en imágenes. Después de todo como dice el protagonista en un momento: nadie quiere conservar sus momentos tristes.
La película arranca con interés, nos muestra la rutina del protagonista y como configura su vida alrededor de su trabajo, puesto que fuera de él lo único que le queda es el vacío total. Su fijación por la familia Yorkin es lo que desencadena la trama y es en esta parte que la cinta no sale tan indemne
Aunque es convincente cada detalle del acercamiento que amistosamente hace el protagonista por convertirse prácticamente en parte de la familia (en el tío Sy), es en el desenlace (la infidelidad del padre y la supuesta ruptura de la armonía familiar) que se encuentran los peros de la cinta que marca la entrada por todo lo alto del cine del norteamericano Mark Romanek (no he visto su lejana y desconocida opera prima Static pero si varios de sus video clips). En un afán por construir un entramado complejo lleva su relato hacia lo alucinatorio para que el espectador se quede con la duda de lo que vio o no vio, pasó o no pasó, se hizo o no se hizo.
En todo caso lo mas interesante es la observación del protagonista ya que todo lo vemos a través de él y aquí si hay que destacar de todas maneras la convincente caracterización de Williams que resulta tan patético como tierno. Mérito de Romanek haber sacado adelante una cinta de innegable solvencia basada en un guión suyo, aunque la puesta en escena revele una influencia notoria del Kubrick de The Shining como se ve en sus travellings siguiendo o guiando al protagonista por los espacios del supermarket ó los del hotel al final, también como sus defectos que ya mencioné, y por supuesto la imagen final de la familia feliz tal como fue o como la quizo Sy.
Jorge Esponda
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