Dir. Steven Spielberg | 164 min. | EE.UU.
Guión: Tony Kushner y Eric Roth basado en el libro «Vengeance» de George Jonas
Música: John Williams
Dirección de fotografía: Janusz Kaminski
Intérpretes:
Eric Bana (Avner), Daniel Craig (Steve), Ciarán Hinds (Carl), Mathieu Kassovitz (Robert), Hanns Zischler (Hans), Ayelet Zorer (Daphna), Geoffrey Rush (Ephraim), Michael Lonsdale (Papa), Mathieu Amalric (Louis), Moritz Bleibtreu (Andreas), Valeria Bruni Tedeschi (Sylvie)
Estreno en Perú: 9 de febrero de 2006
Munich toma la historia de los sucesos de 1972 (La acción de sangre perpetrada por el comando asesino Septiembre Negro) construyendo un thriller político eficaz y reflexionando al mismo tiempo sobre las consecuencias de la violencia organizada por los estados. Un buen trabajo del director norteamericano.
La denominada masacre de Múnich tuvo lugar en la ciudad de Múnich, en el estado de Baviera (Alemania) el 5 de septiembre de 1972, durante la XX edición de los Juegos Olímpicos de verano. Ese día un comando de terroristas palestinos denominado Septiembre Negro tomó como rehenes a once de los veinte integrantes del equipo olímpico de Israel. El ataque condujo finalmente a la muerte de los once atletas israelíes, de cinco de los ocho asaltantes y de un oficial de policía alemán. La tragedia sería vista en todo el mundo a través de la televisión.»
Esos son los hechos comprobables, lo que sucedió luego se conoció como la operación Cólera de Dios, dictada por la primera ministra israelí Golda Meir y ejecutado por la Mossad, el servicio secreto de Israel, los detalles de esa operación no terminaron de ser conocidos, pero a partir de 1973 mucha sangre corrió por cuenta del escuadrón de aniquilamiento israelí.
En 1981 en Toronto el escritor canadiense George Jonas iniciaba una relación extraña, a pedido de su editor se reunió con un hombre que se hacía llamar Avner y que decía ser cabeza de la operación montada por los servicios secretos israelíes, a partir de ese testimonio Jonas construyó lo que sería «Vengeance», el relato de la operación Cólera de Dios.
Munich toma la historia de Jonas, y añade muchos detalles propios del cine de Steven Spielberg, para la adaptación se contó con varios guionistas e incluso se comenta que la producción tomó contacto con el mismo Avner, entonces el film sería una versión amplificada del libro de Jonas.
Ya en el plano fílmico, estamos en primer lugar ante la indagación de las consecuencias de la violencia organizada y ejecutada con fines políticos, específicamente sobre el conflicto palestino-israelí que inunda de cadáveres las primeras planas desde hace muchos años, sin embargo son pocas las producciones que han tocado el tema (entre las cuales hay que destacar el magnífico documental Promises). Asunto muy peliagudo para ser ventilado en las plateas.
En ese sentido el trabajo de Spielberg se decanta por balancear las culpas y administrar las responsabilidades ¿Es posible lograr tal equilibrio? Muy difícil, pero sentimos que Munich lo consigue en la mayor parte del metraje, la consecuencia de ese esfuerzo es que por momentos los puntos de vista y las intenciones del director se notan forzadas y sobremarcadas (el encuentro fortuito de dos escuadrones rivales, el montaje paralelo de Avner en la cama y el recuerdo de la operación).
En segundo lugar tenemos en la pantalla un buen thriller político, que nos recuerda bastante a la excelente película de 1973 El dia del Chacal de Fred Zinnemann, la relación entre ambas crece ante la presencia en el casting de Munich de Michael Lonsdale quien era el encargado de dar caza al chacal en 1973. En todo caso Spielberg resuelve con eficiencia la trama de la persecución y asesinato selectivo de los objetivos del grupo de Avner, cada ejecución es un ejercicio de suspenso y suma de virtudes, logro también del habitual director de fotografia Janusz Kaminski.
La dinámica del grupo ejecutor es interesante, sumando a partes iguales juventud (Eric Bana, Daniel Craig, Mathieu Kassovitz), gatillos listos a disparar y gente experimentada y reflexiva (Ciarán Hinds, Hanns Zischler). Como en toda película de grupo, donde el valor de cada miembro es vital, el equipo acá se mueve tras sus objetivos imaginando dispositivos y tretas distintas para conseguir sus fines, tal vez en algunos momentos el acento colocado en la acción misma es más logrado que la trama política de fondo.
Avner es en sí la personificación de los conflictos políticos y emocionales. Reclutado por su probado amor a la patria, cae en una recurrente obsesión por acabar la misión, pero al mismo tiempo empieza a tener dudas sobre lo ético de sus actos, mayor confusión aún si se tiene en cuenta que ha dejado atrás una joven esposa a punto de dar a luz, el contrapunto interesante es con su jefe inmediato, Ephraim (Geoffrey Rush) inescrupuloso pero encantador, que sabe dirigir convenientemente a su máquina de matar.
En resumen estamos ante un buen trabajo de Spielberg que particularmente nos llenó más que sus dos cintas previas, y que además llama la atención sobre los objetivos de cierta caza de brujas empezada desde el país del norte, donde el respeto por la vida es mediatizado por fines políticos y económicos. Esperamos más de Spielberg.
Luis Ramos
» Lee también la crítica de Munich escrita por Jorge Esponda
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