LO VISUAL
1. El Decálogo
Para describir esta obra es mejor remitirse a las palabras del mismo Kieslowski. “La intención de El Decálogo es contar diez historias, inventadas o ficticias, de aquellas que pueden ocurrir en la vida de cualquiera, sobre diez o veinte personas, que en el diario trajín de su vida y al reunirse varias circunstancias muy particulares, se dan cuenta repentinamente de que giran en círculos sin salida y no están realizando lo que realmente anhelan. Nos hemos vuelto demasiado egoístas, demasiado enamorados de nosotros mismos y de nuestras necesidades. Los demás han pasado a un segundo plano. Creemos hacer muchas cosas para nuestros familiares, pero cuando llega la noche nos damos cuenta de que aunque aparentemente nos hemos desvivido por ellos, ya no tenemos fuerzas ni tiempo para abrazarlos, para decirles algo bueno, algo amable. Nos falta tiempo. Nos falta energía. Todo se esfumó sin saber dónde. Pienso que de ahí parte el verdadero problema: ya no tenemos tiempo para mostrar los sentimientos y las pasiones, estrictamente unidas a los sentimientos. La vida se nos va entre las manos.”
Es tal vez el pensamiento filosófico la principal característica de Kieslowski, como cineasta y persona, con un compromiso que va más allá de los números en taquilla y que lo refleja en su trabajo.
El Decálogo podría ser aparentemente una obra densa, compleja y de temor al público, muy por el contrario, el sentido de cotidianeidad no debe asustar a nadie y el temor de verse reflejado debe ser más que un halago. Esta obra es el conjunto de 10 episodios de 55 minutos cada uno, con títulos alusivos a los 10 mandamientos, es una introspección a lo rutinario de la moral humana, al actuar común de las personas y a las reacciones estrechas y a la vez opuestas de la razón y la emoción. Tal vez para muchos sería insoportable ver los primeros diez minutos de un corto que no hace más que mostrar realidad y cuya mayor acción es representada en el suspenso del futuro inmediato, de aquel que no podemos ver porque los 55 minutos no lo dejan. Cuando acaban los créditos sabemos que esas vidas continúan en ese lugar de Varsovia o simplemente, esas personas podríamos ser nosotros mismos.
2. Trois couleurs
La Trilogía de los Colores fue mi primer contacto con el director, un sábado por la noche cualquiera en el que no hubo planes de salida y lo mejor que nos ofrecía la pequeña caja boba era un filme del que yo sabía cero y espera nada.
Poco sabía, en ese entonces, lo antes descrito por esta joven aficionada. Ya se me es más sencillo ahora comprender muchas de las alusiones visuales, muchos conceptos y en especial la idea encerrada en este paquete de películas.
Tributo a la bandera
Azul – Liberté
Es sencillo encandilarse con Azul, enamorarse de la música y entristecerse con Julie, quien ha perdido a su esposo y a su hija en un accidente automovilístico. Logró sobrevivir para encontrarse con un panorama desolador, con una música a medio acabar y la necesidad de ordenar lo anterior sufrido y sobretodo, lo descubierto, una infidelidad descubierta y un hijo sin padre.
El camino a la libertad se lo hace uno, lo terminó Julie y lo escuchamos todos, con una música magnífica acompañada por los créditos finales. Sublime.
Blanco – Égalité
Todos somos iguales. Pueden haber momentos de gloria en cada uno de nosotros, pero cuando acabe el día y nos vayamos a acostar, seremos iguales.
Si antes buscamos la libertad, ahora estamos ante una historia que busca la igualdad y la recuperación de la dignidad humana. ¿Qué tanto puede soportar el hombre por amor?
Karol ama a Dominique, a tal punto que se vio envuelto en una situación que pudo costarle la vida. Poco a poco vemos como se va recuperando ante los hechos y lo que busca es el amor de su antigua esposa. Las risas y los llantos son expuestos como las más sublimes expresiones del hombre. Es una risa de venganza o un llanto de alegría, las lágrimas que brotan ante el descubrimiento de que el amor antes negado ha sido encontrado.
Rojo – Fraternité
«Siento que algo importante esta pasando alrededor mío. Y me asusta. »
Esa sensación de que uno es parte de un todo nos llega talvez en momentos de pura casualidad. Cuando le damos importancia a los detalles que otros no consideran. Cuando el destino nos coquetea y nos da pistas de que algo esta por suceder.
Kieslowski ya había trabajado antes con Irene Jacob, en La Doble Vida de Verónica, que le valió una palma de oro en Cannes a la actriz, y de alguna manera nos quiere repetir el concepto del doble casual en esta última parte de la trilogía, mediante los personajes del juez y Valentine, viviendo una consecuencia de acciones que llevan a un final genial, un cierre donde culminan los personajes nacidos bajo los colores de la bandera.
LO SONORO
Es quizá el punto máximo que eleva la sublimidad de las obras relatas, el ficticio Van den Buldemayer o al realizador real, Zbigniew Preisner, presta a los trabajos finales ese toque que nos hace olvidar aquellos rastros de objetividad con el que cualquiera desee ufanarse.
Tal vez la contribución máxima se ve en el trabajo de La Doble Vida de Verónica, con una banda sonora sublime y ostentosa, donde es tan importante como un primer plano a la Jacob; o en Azul, donde poéticamente llego a pensar que Julie es música viva.
Una aproximación al cine de Kieslowski (parte 1)
Ana Karina Junes
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