Saw II
Dir. Darren Lynn Bousman | 93 min. | EE.UU.
Intérpretes:
Donnie Wahlberg (Eric Mathews)
Shawnee Smith (Amanda)
Tobin Bell (Jigsaw)
Franky G. (Xavier)
Estreno en Perú: 16 de marzo del 2006
Hay algunos casos recientes de series de películas que se realizan con tanta premura dependiendo de lo llamativo que hayan sido las originales (o que tan fuerte pegue la moda). Tal ha sido el caso de Scary Movie que no tardó en sacar continuación antes de que se enfríe el recuerdo de sus pachotadas como pop corn. En este caso tenemos la continuación de la película de horror sobre este asesino mental que planta sus juegos para la auto-aniquilación de sus ratones de laboratorio.
La primera película era una curiosa cinta que se alimentaba de la tradición de las slashers tanto como la del giallo (Dario Argento a la cabeza). Ahí contemplábamos con interés constante el experimento más que morboso de un demiurgo del mal que nunca veíamos pero que sentíamos casi siempre con un aire sobrenatural. Aunque decaía en su resolución estrepitosa y artificiosa no dejaba de darnos una sensación de habilidad para jugar con los elementos ya conocidos y volvernos a sorprender incluso.
Esta secuela intenta estirar el asunto con su estridencia correspondiente. La perspectiva algo variada mantiene la mirada desorientada de los retadores (a la fuerza) del todopoderoso estratega. Desde adentro el grupo de aterrados jugadores y desde afuera el grupo de policías encabezados por la vehemencia y el compromiso del oficial Mathews (el ex “New Kids on the Block” Donnie Wahlberg, haciéndose de un papel de vez en cuando) afectado directamente con una de las víctimas.
A partir de aquí el juego se desarrolla como en la anterior a base de pistas y giros que se van develando poco a poco siempre dejando claro que en esta carrera le llevan a uno la delantera. Y lo mejor de esta desesperante situación era contemplar el punto de quiebre de los imprevistos participantes, precipitados a un estado de necesidad extremo. La racionalidad es difícil de mantener salvo para el ser supremo. La sacudida vital es punto neurálgico de las cintas de horror y nunca dejará de serlo.
Se agradece que en este caso como en algunas otras se haya dejado atrás la serialidad del asesino como una feria de sanguinolencia sin ton ni son (las secuelas de Friday the 13th o A Nightmare On Elm Street). Pero con toda la sudada de cerebro la anécdota de Saw II no se eleva del promedio de cintas más recientes del género que se dedican a aplicar el manual con las “vanguardias” del momento (edición anfetamínica y movimientos de cámara aberrantes). Todo rápidamente se convierte en repetición del juego antes visto solo que más estrepitoso en el claro afán de romper marcas anteriores.
Al final contemplamos un espectáculo de efectismo casi imposible que más bien cae en el afán de sorprender sea como sea. Cada crimen debe llevar a una pista o rastro de muerte y con el tiempo ya sabremos a que conduce todo. Aunque el golpe culminante de la primera película era tiradísimo de los pelos sí cumplía con dejar al espectador con la sensación del giro al salir de la sala. Acá ya sabemos lo que se vendrá mucho antes y es más disparatado aún. Es difícil salir del paso cuando se quiere repetir una estrategia y en este caso ya el desenlace (uno de sus supuestos fuertes) a dejado de tener punch. No hay más de por medio solo que algunas resoluciones anuncian que, aunque la dejarán respirar un tiempo, Saw volverá a atacar.
Jorge Esponda
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