Hostel
Dir: Eli Roth | 95 min. | EE.UU.
Intérpretes:
Jay Hernandez (Paxton)
Derek Richardson (Josh)
Eythor Gudjonsson (Oli)
Barbara Nedeljakova (Natalya)
Estreno en Perú: 6 de abril del 2006
Como al parecer las locaciones han sido agotadas en la inmensa Norteamérica para la aparición de los serial killers, esta cinta traslada el encuentro con el horror hasta la Europa del este. Hostel es una película que ofrece ingredientes que pretende originales pero no lo son tanto. Aún así se deja ver, tal vez eso fue lo que llamó la atención de Quentin Tarantino (en realidad solo la presenta como entusiasta de las cintas hechas en pequeño y no es el productor como mañosamente se anuncia). Y llega ahora a nosotros revestida de cierto culto, exagerado pero culto al fin.
Luego de varios años en las que habían llegado a la saturación las películas de asesinos a lo Leatherface o Jason, se ha suscitado de acá a un tiempo todo un resurgimiento. Hostel intenta a su modo continuar ésta. Tenemos la parábola del castigo que siempre se cierne sobre los pecadores ansiosos de aventuras, sexo y demás que llamamos parte de la vida que son negadas por algún ente que se imagina superior.
Desde la magistral The Texas Chainsaw Massacre se exploró esta vertiente del horror resultando en todo una alegoría sobre el fin de la era flower power a manos de oscuros y retorcidos censores que barrían con todos los vestigios de la libertad y aparente belleza citadina. A partir de ahí se inició toda una tradición en el cine contemporáneo que llegaría a su éxtasis con las atrocidades de Friday the 13th, película lejana al interés de la matriz y varias otras pero que caló hondo en la sensibilidad del respetable y definió el patrón a seguir. Aquí ya no existen ni siquiera sugerencias inicial, tan solo se trata de poner en el encuadre a un grupo de calenturientos y despreocupas chicos que comenzarán a pagar los pecados o pecadillos con todo tipo de mutilaciones por parte del verdugo de turno.
La más reciente vertiente de estas slasher movies no nos ha presentado nada comparable a los impactos iniciales y en muchos casos no pretenden hacerlo. Tal vez más recientemente una cinta como la francesa Haute tension si lo consiga en parte debido a que no hace concesiones y por ese lado se acerca mucho al espíritu de las originales. Hostel a pesar de no desviarse mucho de la línea de impacto masivo, hace su intento.
Así como establece la tradición tenemos a nuestros protagonistas hambrientos de sexo y diversión que se cansan al parecer de la conservadora EE.UU. de Bush y mochila en mano se van a un tour por los points más calientes de la vieja y desinhibida Europa. Pero en medio de la comercializadora Ámsterdam su itinerario cambia radicalmente a las tierras del este, de fama bizarra y no necesariamente carismáticas para ellos (y para el gran público de Norteamérica). El aparente paraíso es de pronto encontrado en Eslovaquia y que siga la farra.
Lo que sigue es desengañarse y pagar el derecho de piso y la película en todo este tramo se pondrá ahora sí fiel a toda la ceremonia del morbo. Se suceden así toda la serie de vejámenes que intentan resultar tan inquietantes como aquella excursión en Texas que develaba un submundo atroz surgido en la tranquilidad pastoril. En Hostel el horror se justifica a partir de esta línea pero sin tener la fuerza de la anterior. Los asesinatos programados a partir de un oscuro negocio no tienen más de lo que ya hemos visto, aún así no dejan de generar cierta tensión que nos mantiene con interés por sobre lo que vendrá. Pero los sucesivos aparentes finales que no lo son terminan bajándola al llano otra vez. El director Roth es cuidadoso por momentos pero a veces esto no basta, se agradece su buen sentido del horror. Pero la necesidad de ser transgresor solo es eficaz si se lleva hasta las últimas consecuencias.
Jorge Esponda
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