Hoy Francia estuvo especialmente en el centro de la noticia. Mientras que en París el FC Barcelona ganaba la Champions League (tenía que comentarlo), en la Costa Azul del sur de Francia se inauguraba la 59ª edición del Festival de Cannes. Todos los ojos estuvieron puestos en el estreno mundial de El código Da Vinci y el resultado fue, oh sorpresa, una apabullante crítica negativa de parte de los especialistas.
Johan me envía lo que es para él ‘una buena noticia’, el diario español El País da cuenta de la acogida que tuvo la nueva película de Ron Howard: fue recibida a machetazos, la crítica calificó el film de “porquería”, “torpe”, que ni siquiera llega a ser un placer culposo, «demasiada culpa, y placer insuficiente». ¿Porqué no me sorprende esto? Incluso se menciona que en el momento clave del film (los que hemos leído el libro ya adivinamos cual es), Tom Hanks se manda un rollo que pide a gritos ser parodiado por Saturday Night Live, ocasionando las risas del público, mientras que la secuencia final pasó sin pena ni gloria.
Si bien siempre hay que tomar estas opiniones ‘enteradas’ con mucho cuidado, pues más de una vez la crítica ha emitido juicios apresurados, no creo que en este caso estén muy lejos de la realidad. Por otro lado dudo que la popularidad del film quede en entredicho. Mañana es su estreno comercial en buena parte del planeta y de seguro aglutinará millones de dólares en taquilla. Claro que con esto ya tenemos una razón más para afirmar que Ron Howard y Tom Hanks son buenos para hacer dinero, para todo lo demás existen otros cineastas y actores.
Termino comentando dos cosas: algo que me llamó la atención, es lo flaquísima que se le ve hoy a Audrey Tautou, claro que nunca fue muy curvilínea que digamos. Y por último tenemos las declaraciones de Ian McKellen defendiendo la película, diciendo que está feliz de creer que Jesús estuvo casado, pues de esta manera se comprueba que no era gay. Y si lo dice Sir McKellen, debe ser por algo.
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