Algunos comienzan a comparar el abucheo a Marie-Antoinette con el recibido hace unos días por El código Da Vinci. Eso ya suena a exageración de parte de los críticos quienes vieron el nuevo film de Sofia Coppola hace unas horas en Cannes. Luego de dos pequeñas joyas como lo fueron Las vírgenes suicidas (1999 ) y Perdidos en Tokio (2003), cualquier cosa que Sofia se decidiera por hacer causaría gran expectativa. Pero tal parece que la caída ha sido dura, nadie se salva, ni Kirsten Dunst ni Jason Schwartzman, ni el guion calificado de ‘frívolo’, aunque la directora se lo tome con calma:
Prefiero las reacciones tajantes, la gente a la que le guste mucho la película o no le guste en absoluto, a una reacción tibia.
La actual novia de Quentin Tarantino (ex esposa de Spike Jonze), eligió para su tercer film, su primera gran producción, una estética muy especial que al menos sí ha sido aplaudida por los especialistas, además de contar con la música de bandas reconocidas (no necesariamente populares) que acompañan a las imágenes, como siempre en los trabajos de Coppola, conformando un soundtrack de colección. Aunque el público parece no tragarse el hecho de escuchar a The Strokes en pleno siglo XVIII.
Hay quienes no se sorprenden por el frío recibimiento que tuvo Marie-Antoinette, pero me parece son básicamentes aquellos que no habían encontrado mayor mérito en los trabajos anteriores de Sofia. Espero que sea también el caso de tooodos los críticos que abuchearon el film, cosa difícil pero ya más de una vez he discrepado con el criterio de los que ‘más saben’. Después de todo El código Da Vinci no terminó siendo tan mala película, ¿no? (broma cruel).
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