Salimos a eso de las 11 p.m. del Cine Metro y como dice Laslo, una fina garúa limeña nos esperaba afuera, el frio no sólo correspondía al ambiente sino tambien al ánimo despertado por la proyección de la última película de Pancho Lombardi. En la línea de Ojos que no ven, respecto a tocar temas políticos recientes, en la presentación Lombardi dijo que Mariposa negra era la segunda parte de una trilogía que pensaba acabar pronto, la verdad, esperamos que a la tercera sea la vencida.
Pero no sólo fue ver Mariposa, para mí el Festival comenzaba años atrás viendo una buena película en el Cine PUCP (La profesora de piano, Hable con ella) esta vez, sabiendo que teníamos acceso a la inauguración nos reunimos temprano la tropa Cinencuentro para planificar la jornada, Antolín, recién llegado de Trujillo se dirigió a Camino Real para ver la última de Almodóvar, Laslo y Rodrigo estarían (con sus flamantes pases de prensa) en primera línea en el Cine Metro y yo me fui con Mary a formar cola para entrar al segundo piso del antiguo cine de la Plaza San Martín. Ahi la cosa se completó al encontrar a Gabriel con quien comentamos las incidencias del evento.
Luego de una presentación de música y danza con motivos peruanos, empezaron los discursos que entre las frases de rigor y varias referencias cinéfilas sazonaban el ánimo de la gente. En el segundo piso la gente fluia sin cesar, dificultando la visión del espectáculo, abajo se turnaban presentadores e invitados, entre ellos la esposa de Tomás Gutierrez Alea, el inmortal Titón, que hace diez años se fue de este mundo víctima de cáncer y no estuvo para ver como su película Memorias del subdesarrollo inauguraba el primer encuentro, ahora su esposa Mirtha Ibarra recogía un merecido trofeo en recuerdo del genial director cubano. Luego el hijo de Jorge Suárez, agradecía el homenaje a su padre, no pude evitar una sensación de melancolía al recordar que hace unos años trabajé muchos días y noches con Jorge y aprendí a conocerlo y respetarlo, por su forma de ser y por su trabajo. Honor al maestro.
Heddy Honigmann fue la siguiente en subir al estrado, ella es poco conocida en nuestro medio, pero por los azares del destino me tocó subtitular hace unos años su documental Good Husband, Dear Son un sentido documental sobre las heridas de la guerra civil en Yugoeslavia, ancianos que recuerdan a sus maridos e hijos desaparecidos. Tengo enormes ganas de ver Metal y melancolía, ojalá la haga.
Pues como decía, al final salimos al frio limeño y quedó todavía un poco de tiempo para encontrarnos con Rossana que compartía la decepción por el trabajo de Lombardi, y Mónica con quien siempre coincidimos en el festival, buen augurio de dos semanas que pintan para olvidar las peripecias cotidianas, el cambio de gobierno y tantos chanchullos que tenemos que soportar en el Perú de estos días. Por ahora somos cine, cine y más cine.
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