Dir. Israel Adrián Caetano | 117 min. | Argentina
Intérpretes:
Rodrigo De la Serna (Claudio Tamburrini), Pablo Echarri (Huguito), Nazareno Casero (Guillermo Fernández), Lautaro Delgado (El Gallego), Matias Marmorato (El Vasco), Martín Urruty (El Tano)
Estreno en Perú: 17 de agosto del 2006
Sudamérica ha sido quizás la región en donde más se han sentido las dictaduras militares: Pinochet en Chile, Velasco en Perú, y Argentina con Videla no era la excepción. Corrían los años 70, donde ser joven con ideas distintas o tan sólo una dirección o un teléfono en una inafortunada agenda, podrían causar tu desaparición repentina. Esta es la película de los que en el pasado fueron enterrados sabe Dios donde, con los ojos llenos de esperanza.
Crónica de una fuga es la reciente película ganadora del Premio del público en el 10º Festival ElCine, realizada valientemente por el director argentino Adrián Caetano. Ésta cuenta la historia real de Claudio Tamburrini, un joven arquero del equipo de fútbol de Almagro y estudiante de filosofía que un mal día cae en las manos de un grupo paramilitar que lo lleva a una casa de torturas y violencia psicológica en el medio de la ciudad, donde se le intenta sacar información respecto a su supuesta actividad terrorista y sus contactos con los llamados «zurdos».
La trama en sí se concentra en el nombre del filme, es eso, la narración lineal de una fuga . La crónica desgarradora, violenta incluso previsible temáticamente de cuatro jovenes torturados en estos campos de concentración urbanos, que logran un día escapar y que sus testimonios hoy en día ha sido clave en los juicios que se siguieron por derechos humanos y desaparecidos en Argentina.
Pero lo mejor de este filme argentino, es que todo está contado desde el miedo y terror de estos jóvenes, su instinto de superviviencia puesto al máximo, su sentido de libertad siempre apostando por una luz de esperanza y guiados por la excelente actuación de un Rodrigo De la Serna, grandioso a la vez que sensible y humano en su performance.
La cámara de Caetano se humilla al ras del piso como para estar al nivel de los desdichados, expone sus miserias sin un ápice de rubor o de autocompasión, es directa e incluso con ciertos temblores refleja el miedo y terror de los «zurdos» frente a sus captores. Los torturadores bajo la batuta de Pablo Echarri (muy engominado para mi gusto) son gente común en situaciones «laborales» extremas, algunos son desgraciadísimos, adoctrinados por su supuesta labor pública y otros tienen cierta humanidad, como Lucas y los jugadores de poker.
Una película imprescindible para no olvidar el pasado, no solo en Argentina sino creo que en toda Sudamérica, pero que ha sido concebida además de su visión critica de una etapa de la historia también como un thriller de suspenso bien elaborado y asfixiante.
Uno de los finales más emotivos de los últimos tiempos, en el que José Feliciano al ritmo del «Qué será» brinda un homenaje sentido hasta para el autor de esta reseña (varias lágrimas testifican el momento) para todos los desaparecidos y además es un canto de esperanza para que la historia real no se vuelva a repetir. Monumental e imprescindible.
Alex Guerrero
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