En la XIII edición del Visible Evidence, Encuentro Internacional de Investigadores del Documental, celebrado entre Sao Paulo y Río de Janeiro en 2006, Vincent Carelli nos relató el curso de capacitación en el que participaron los dos directores indígenas Panará del documental Kiarãsã Yõ Sãty (El maní de la cutia, 2006). Vincent mencionó que en una primera etapa, de dos semanas a un mes, los alumnos aprenden a operar las cámaras digitales y se comienza la elaboración del guión de un documental a ser grabado en la aldea. Antes de que el equipo de instructores del taller llegue a la aldea, las autoridades locales se encargan de escoger a los futuros participantes. Normalmente capacitan a grupos de seis a diez individuos, entre los cuales algunos abandonan el curso, mientras que otros se incorporan.
Las mujeres también tienen la oportunidad de participar de dicha capacitación. Natuyu Yuwipo Txicão, nativa Ikpeng del Parque Xingu en Mato Grosso fue codirectora del video documental De los niños Ikpeng para el mundo (2001). Vincent explica que la mayoría de las mujeres prefiere evitar participar, tiene que ser una mujer fuera del patrón, por ejemplo una mujer que no quiera casarse.
Como ejercicio, durante los primeros días del curso los instructores solicitan a los alumnos escoger algún familiar para grabarlo. Ellos recomiendan a los camarógrafos aproximarse a sus personajes para captar correctamente el sonido. El botón de zoom es escondido con una cinta para que los aprendices eviten usarlo.
El guión es construido conjuntamente entre los participantes del curso y el equipo de instructores. En el taller en el que fue producido «El maní de la cutia» los alumnos escogieron a dos personas como personajes, una mujer shamana y un joven profesor de la escuela, sin embargo, el jefe de la aldea acabó siendo incluido en el documental por su carisma.
Vincent Carelli observa que de modo general en las aldeas los homosexuales y los excluidos sociales no son personajes bien recibidos y, en consecuencia, no aparecen nunca retratados. Por el contrario existe un deseo comunal por el registro de los rituales tradicionales de la aldea.
Acerca de la educación audiovisual indígena, Mari Corrêa, directora de la ONG Vídeo nas Aldeias afirma:
Como instructores de los talleres, este proceso de interacción nos exige pensar en la formación del documentalista indígena a partir de su vivencia colectiva y experiencia personal, considerando nuestra diferencia de valores, conocimientos y códigos.
Vincent Carelli declara jamás estar presente en el lugar de grabación, así como manifiesta su deseo «de no interferir en el proceso de producción de ellos».
Paralelamente a los talleres se monta un écran fuera de la aldea donde son proyectados al final de la tarde las cintas con el material grabado durante el día. En ese ambiente se discuten colectivamente las imágenes que deberán ser registradas al día siguiente, así como se debate la conformación general del documental. Durante la proyección los instructores hacen comentarios técnicos referentes a las imágenes y sonidos captados que sirven para todos los alumnos.
Más películas son exhibidas en la noche y, en consecuencia, influencian a los alumnos en su proceso de aprendizaje. En la programación hay desde etnografías clásicas como Nanook of the North (1922), de Robert Flaherty; videos realizados por indígenas de otros estados brasileros, hasta películas de ciencia ficción como Alien (1979), de Ridley Scot.
Acerca del proceso de edición, Mari Corrêa cree que el registro de las imágenes es menos complejo que la etapa de edición, una vez que lo real escapa a nuestro control:
Pasar por el proceso de edición con ellos, experimentando posibilidades, cortando o alargando planos, construyendo secuencias, articulándolas entre si, es, sin duda, la etapa crucial del aprendizaje. Es en este momento que se consigue tener una visión más amplia del trabajo, comprobando, a través de la edición, nuevos significados. Y es también cuando escogen lo que hará parte del producto final: que opiniones y que escenas guardarán, lo que será cortado y dónde, lo que será mostrado y lo que no será mostrado.
Acerca de lo que puede ser mostrado en los videos, Isaac Pinhanta, ashaninka, presidente de la OPIAC (Organización de Profesores Indígenas de Acre), establece diferencias entre los mitos sagrados que no pueden ser divulgados fuera de la aldea y los mitos que pueden ser conocidos por cualquier persona:
Para nosotros es bueno divulgar eso por el video, porque las personas que están fuera van a entender mejor nuestro origen y van a respetarnos. Pero hay cosas que son de nuestro pueblo que nosotros sabemos y no contamos. Por eso es bueno que el realizador sea de ese pueblo porque va a discutir junto con el viejo de la aldea lo que puede o no puede divulgar para otras sociedades.
Carelli también explicó en el XIII Visible Evidence, que la edición comporta un proceso de negociación entre los jóvenes participantes del taller, el líder de la aldea y los viejos de la tribu, una vez que ellos como autoridades tienen potestad de decidir acerca del contenido del documental.
Luego que la primera edición esta lista, Sérgio Bloch, documentalista y colaborador del Proyecto «Vídeo nas Aldeias» señala que el documental es finalizado junto con un editor. Ese editor, generalmente Leonardo Sette, Tutu Nunes, Vincent Carell o Mari Corrêa, sabe que debe respetar las decisiones del director, quien a su vez, considera las instrucciones determinadas previamente por la comunidad.
Sérgio advierte que sólo un video es montado como resultado de los talleres. La versión de consumo interno, «el video de la aldea», consiste en el material bruto, copias de cintas VHS. Para él «este registro no se convierte en un documental», sin embargo los nativos gustan de verlo repetidas veces. Las matrices originales quedan guardadas en Olinda, Pernambuco, en la sede de «Video nas Aldeias» conservadas así de la humedad.
Enlace relacionado:
Deja una respuesta