“Sencillamente no se puede rodar una película y estar deprimido al mismo tiempo”, aseguró Lars von Trier, ganador de la Palma de Oro en Cannes del 2000 con Dancer In the Dark, al referirse a su retiro temporal de sus proyectos cinematográficos porque padece una fuerte depresión.
Von Trier, quien es considerado padre del movimiento Dogma 95 y uno de los más importantes directores europeos, trabajaba en por lo menos tres proyectos cinematográficos, pero los suspenderá y sencillamente esperará a que “venga (a él) una película y (me) pida rodarla”.
El proyecto que más interés generaba es la conclusión de su trilogía estadounidense: Antichrist, una película de terror que posiblemente nunca vea la luz. Hablando de esta trilogía, el realizador calificó a Dogville (2003), la primera parte que protagonizó Nicole Kidman, como su mejor y más importante película hasta la fecha. La segunda parte de la triología (Manderlay), en la que la actriz Bryce Dallas sustituyó a Kidman, no fue un éxito de crítica ni de público. Su última comedia El jefe de todo esto tampoco apasionó al respetable.
Sobre sus problemas psíquicos, Von Trier, apuntó que siempre padeció “numerosos ataques de pánico”, pero nunca cayó en una depresión tan profunda como la que ha vivido a principios de este año. “Estoy muy orgulloso de que eso figure ahora en mi currículum”, dijo con sarcasmo, tras un breve ingreso en un hospital psiquiátrico de Copenhague.
(Vía Milenio.com)
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