Man cheng jin dai huang jin jia
Dir. Zhang Yimou | 114 min. | Hong Kong – China
Intérpretes:
Yun-Fat Chow (Emperador Ping)
Li Gong (Emperatriz Fenix)
Jay Chou (Príncipe Jai)
Ye Liu (Principe heredero Wan)
Dahong Ni (Médico Imperial Jiang)
Junjie Qin (Principe Yu)
Man Li (Jiang Chan)
Jin Chen (Señora Jiang)
Estreno en Perú: 31 de mayo de 2007
Con un casting poderoso que incluye a Chow Yu Fat, Gong Li, Jay Chou, entre otros, Zhang Yimou nos introduce en el núcleo de una familia imperial aparentemente bien constituida en la antigua Dinastía Tang, pero que encierra oscuros secretos. La maldición de la Flor Dorada recrea una tragedia familiar encerrada en los bastiones de una fortaleza real, donde el desenfreno de pasiones y el resquebrajamiento moral, contrastan en lo oscuro y disímil con el oro que brilla en cada una de las escenas de esta excelente cinta.
Zhang Yimou es el director chino con mayor resonancia comercial en occidente, el cual ha sido capaz de conjugar en el cine las tradiciones e historia de su país con una visión poética de imágenes majestuosa, utilizando las artes marciales y la fantasía en poderosas historias de amor y pasión como es el caso de su opera cumbre Héroe y en la posterior La casa de las dagas voladoras.
Esta vez Yimou, ya no ingresa al mundo del romance épico y fantástico, sino que con La maldición de la Flor Dorada, intenta bajo su mismo esquema recrear una tragedia familiar encerrada en los bastiones de una fortaleza real, llena de oro y opulencia, pero resquebrajada por las oscuras intenciones de cada uno de los miembros de la autodestructiva célula familiar real, todo ello unido bajo la marca registrada Zhang Yimou, llena de efectos especiales y espectaculares combates.
Con un casting poderoso que incluye a Chow Yu Fat, Gong Li, Jay Chou, entre otros, Yimou nos introduce en el núcleo de una familia imperial aparentemente bien constituida en la antigua Dinastía Tang (hace más de 1000 años, una de las dinastías más exuberantes y ostentosas de la historia de China) que se va destruyendo debido a traiciones y secretos tan oscuros como el incesto, hijos extramatrimoniales, celos y el deseo de poder, originando que poco a poco todos estos males influyan en el destino del reino.
Posiblemente esta cinta es la mejor en calidad de puesta en escena del afamado director, llena de detalles y hermosos escenarios. Lo que genera un apasionado contraste con el terrible periplo que debe pasar esta familia, dejándonos como moraleja al mejor estilo de una tragedia griega que no todo lo que brilla es oro.
Yimou apuesta más por el drama y las carencias morales en esta epopeya, antes que a su acostumbrada exigencia de finas coreografias marciales, lo que no significa que en su desarrollo no las haya, sino que son más escasas, aunque siempre magníficamente elaboradas por el maestro Ching Siu-Tong, en especial la batalla final el día de la celebración de los crisantemos, un eficiente ejercicio de combates, lleno de extras y matizado por la excelente dirección de este genial director chino.
Tanto Chow Yu Fat en su papel de emperador y Gong Li como la emperatriz, están implecables como los troncos de este torbellino de pasiones, sin desmerecer el excelente trabajo de Jay Chou, joven cantante chino que hizo su debut cinematografico en el blockbuster asiático Initial D y que demuestra su valía y capacidades actorales en esta oportunidad de la mano de Yimou, convertiéndose en una de las promesas del cine de Hong Kong y China.
Quizás, uno de los estrenos más importantes del año en la cartelera local y un acierto de los programadores, que nos invitan a deleitarnos con una historia épica y, a la vez, dramática que en la genial visión de Zhang Yimou, pinta con acierto el desenfreno de pasiones y el resquebrajamiento moral, que contrastan en lo oscuro y disímil con el oro que brilla en cada una de las escenas de esta excelente cinta.
La cartelera nos brinda la oportunidad de ver el último trabajo de Yimou antes de su autoexilio, para convertirse en el eje de la celebración inagural de las Olimpiadas de Beijing, que suponemos será uno de los espectáculos visuales más alucinantes en la historia del deporte; sin embargo, nosotros, los amantes del cine asiático, esperaremos a que construya su siguiente obra de arte.
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