Dir. Vincent Paronnaud / Marjane Satrapi | 95 min. | Francia / EE.UU.
Intérpretes: Chiara Mastroianni (Marji), Catherine Deneuve (mamá de Marji), Danielle Darrieux (abuela de Marji), Simon Abkarian (papá de Marji), Gabrielle Lopes Benites (Marji de niña).
Guión: Vincent Paronnaud y Marjane Satrapi basado en el comic book «Persépolis» de Marjane Satrapi.
Estreno en España: 26 de Octubre de 2007.
He aquí una selección para el apartado de película extranjera en los Oscar 2008 un tanto curiosa. Un refinado ejercicio gráfico de la vida de una mujer. Este tierno retazo fílmico, de original formato, no deja indiferente, ya sea por su trasfondo político, ya sea por su llamamiento a la tolerancia, ya el retrato de una sociedad cerrada al mundo occidental contada por uno de sus retoños. Un film que advierte al público que, al fin y a la postre, todos somos iguales. Una lección contra los prejuicios expuesta de manera sencilla acerca de la sociedad árabe, desde una experiencia personal y femenina y con el arma más eficaz, el arte.
Poético retrato iraní
He aquí una selección para el apartado de película extranjera en los Oscar 2008 un tanto curiosa. Un exquisito trabajo de animación para mayores que pueden ver niños. Una lección contra los prejuicios expuesta de manera sencilla acerca de la sociedad árabe, desde una experiencia personal y femenina y con el arma más eficaz, el arte. Persépolis, bajo la dirección de Vicent Paronnaud y Marjane Satrapi, es la adaptación del exitoso libro-cómic de esta última.
Este refinado ejercicio gráfico es la historieta de la vida, desde la niñez a la juventud, de una mujer. No tendría nada de especial si no fuera porque la sociedad que le tocó vivir fue harto complicada y violenta. El Irán que va desde la caída del Sha Reza Palhevi a la endurecida, año tras año, Revolución islamista de los noventa, pasando por la guerra contra Irak de los ochenta. Es decir, abarca poco más allá de dos décadas de vida, la de Marjane Satrapi, que muestra una ristra de intensas vivencias. Desde luego no cabía utilizar otras tonalidades que no fueran el blanco y negro (exceptuando los rayos de color a la llegada a París), puesto que las vicisitudes políticas y sociales vividas por el pueblo iraní en los últimos tiempos están teñidas de negro, muerte, y represión. Las políticas, regímenes, e intereses internacionales a mediados del siglo XX convirtieron los colores y olores del jardín árabe -cultura de tan rica historia-en un drama en blanco y negro. Esto viene a decirnos Satrapi desde el planteamiento de su biografía personal y familiar, de niña a mujer, de Irán a París pasando un paréntesis austriaco.
Estas jóvenes memorias advierten al público occidental que, al fin y a la postre, todos somos iguales, vivimos y ansiamos las mismas cosas, de la misma forma. Que la igualdad, libertad y fraternidad es inherente al ser humano, esté donde esté. La cinta está llena de pequeños detalles que, evitando lo escabroso, deja bien claro la sordidez de cada hachazo sufrido, uno de los cuales remite a la obra El grito de Munch. Es por ello una película recomendable para los niños, porque cuenta un pedazo de historia de un lado de la humanidad y recuerda, hace presente que hay otras culturas que están en esta.
Persépolis, arropada de un halo expresionista, pasa por varias etapas, la de la infancia de Marjane, pequeña criatura sabihonda y curiosa, con unos trazos de humor muy simpáticos. La etapa adolescente que se desarrolla en Austria, pasa a ser más tétrica, fría y oscura, muy teñida de adolescencia punk. La vuelta a Irán supone la lucha por la libertad de una joven que ya cuenta con cierta experiencia -bagaje europeo-, cuando los trucos para evadir la vigilancia de los guardias de la decencia conllevan más de un riesgo mortal. Por último está la huida a París, inevitable, después de un matrimonio equivocado, y el ahogo que le producen unas normas irracionales y discriminatorias.
Satrapi, licenciada en arte, ha confesado que su estilo gráfico tiene mucho de la tradición de las ilustraciones persas. Pequeños dibujos estilo mosaico, figuras estilizadas, arabescos trazos…una historia que Satrapi ha contado con un mimo especial hacia su abuela, perteneciente a una generación liberal y abierta, cuyo personaje se nos hace adorable.
Merecido Premio especial del jurado en Cannes este tierno retazo fílmico, de original formato, no deja indiferente, ya sea por su trasfondo político, ya sea por su llamamiento a la tolerancia, ya el retrato de una sociedad cerrada al mundo occidental contada por uno de sus retoños.
Una delicada expresión artística para hablar del orgullo de las raíces.
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