La Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica (APRECI) salta a la luz pública para denunciar la bochornosa censura de la distribuidora UIP en la película de los hermanos Farrely, de esta manera la crítica y la prensa especializada local toman partido por el público aficionado y piden además que Conacine e Indecopi se pronuncien sobre este tema.
Este primer comunicado público de Apreci ya ha alcanzado la esfera internacional, pues un cable de EFE salía hoy temprano y era reproducido por diferentes medios.
A continuación el texto completo del gremio cinematográfico.
APRECI deplora censura a película La mujer de mis pesadillas
La Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica (APRECI) deplora las mutilaciones hechas por la distribuidora cinematográfica United International Pictures (UIP) a la película The Heartbreak Kid, de los hermanos Peter y Robert Farrelly, estrenada en nuestro país el jueves 1 de noviembre como La mujer de mis pesadillas.
La colocación de rectángulos negros, a manera de parches, sobre un par de escenas, constituye flagrante censura a una obra que debería exhibirse sin la menor alteración por parte de sus distribuidores, y además, es una notable falta de respeto al público, que merece apreciarla tal cual.
La mujer de mis pesadillas corresponde a un público mayor de 18 años. Sin embargo, se estrenó como si lo fuera para espectadores mayores de 14. Eso explica la escandalosa mutilación de escenas que UIP consideró impertinentes para un sector de la platea. Es decir, se estafa al público adulto, recortándole un producto que tiene derecho a ver en su integridad, y a la vez al público adolescente, al que se le atrae a ver un contenido incompleto.
La primera escena censurada es muy rápida, aproximadamente en el minuto 62 del metraje. Al interior de un salón donde, según un cartel, se bailan «danzas mexicanas folclóricas”, se aprecia a cierta distancia a un falso burro simulando penetrar a una mexicana, que está vestida. El parche oculta el supuesto falo.En la segunda escena, en el minuto 84, el encuadre es más cerrado y explícito. En la playa, luego de sufrir el ataque de una medusa en la espalda, el personaje de Ben Stiller está echado boca abajo en la arena, su pareja se baja el pantalón y orina en la zona afectada, dejando ver en plano detalle su vagina, donde tiene un piercing. El parche, inmenso, cubre buena parte del cuerpo de la actriz.
La convicción de que el contenido y el público cinematográficos pueden tratarse como cualquier cosa, bajo criterios estrictamente mercantiles, han dado como resultado imágenes insólitamente intervenidas, controladas y disminuidas, equivalentes a un libro con páginas en blanco, tachadas o arrancadas, o a una pintura con huecos y borrones ajenos a su autor.
Así, la distribuidora United International Pictures agrega una cuota de grosería y torpeza a la cartelera local, la cual ya soporta un parche virtual de grandes proporciones, al exhibirse casi exclusivamente cintas hollywoodenses, pero ahora inaugura una suerte de “correcciones” específicas, en el interior de las obras. Se trata de un pésimo precedente que podría convertirse en costumbre si la comunidad cinematográfica y el público aficionado lo dejan pasar por alto.
Esta vez fueron censurados los hermanos Farrelly por escenas sexuales. Mañana puede ser cualquier cineasta –llámese Tarantino, Rodríguez, Kim Ki–Duk, Chan–wook Park, Cronenberg, Von Trier, Ripstein, Martel, Michael Bay, Tony Scott o Michael Moore– y por cualquier motivo. Por ejemplo, ¿se cortará Lust Caution, de Ang Lee, si es que se estrena? ¿Se mutilarán escenas gore de Juego macabro 4 o Planet Terror? En este contexto, cabe preguntarse si el próximo domingo 25 de noviembre se parcharán más películas, presentadas en una categoría ajena para atraer más espectadores, en el marco de la promoción “El Día del Cine”, que se realizará en todo el circuito de exhibición comercial por cuarto año consecutivo.
APRECI insta al Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI), entidad que, cada vez que destruye material pirata, usa aplanadoras parecidas a la hegemónica distribución del cine norteamericano, y al Consejo Nacional de Cinematografía (CONACINE), ente oficial del cine peruano donde también están representados los distribuidores, exhibidores y el INDECOPI, a que se pronuncien sobre este abuso empresarial contra una obra cinematográfica y el derecho del público a consumir un producto tal como lo concibieron sus realizadores.
Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica (APRECI)
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