Como con los brujos, magos, fánaticos y herejes de El código Da Vinci o la serie de Harry Potter, el libro de Philip Pullman, La brújula dorada, se ha convertido en la nueva vedette de los ataques de las autoridades de la Santa Sede a propósito del estreno de la versión en el cine. Como corre el gran peligro de que las sacrílegas ideas del bestseller se masifiquen aún más, los representantes de la iglesia han declarado a través de su diario L’Osservatore Romano que la película basada en la novela de Pullman es «lo más antinavideña posible» y «una historia en la que los hombres eliminan a Dios es la más triste, aterradora e inhumana». Conminando incluso a que los niños la eviten.
Bueno, si ese es el propósito, el camino sigue siendo el errado. La película viene con fama de no haber colmado las espectativas comerciales que se tenían de ella (al menos en EE.UU.). Pero lo más probable es que gracias a estos comentarios mucha más gente se anime a verla. Recuerden que las insufribles aventuras del seudo escritor Dan Brown le deben mucha de su publicidad a este tipo de reclamos.
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(Vía Cinematical)
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