Enchanted
Dir. Kevin Lima | 107 min. | EE.UU.
Intérpretes: Julie Andrews (voz narrador), Amy Adams (Giselle), James Marsden (Príncipe Edward), Idina Menzel (Nancy Tremaine), Susan Sarandon (Reina Narissa), Patrick Dempsey (Robert Philip), Timothy Spall (Nathaniel), Rachel Covey (Morgan Philip), Jeff Bennett (Pip en Andalasia), Kevin Lima (Pip en New York)
Estreno en Perú: 6 de diciembre 2007
Producción de la Disney que bien podría contarse junto a La Sirenita o El Rey León, entre las mejores cintas animadas de fantasía de la compañía, pues es la historia de amor imposible entre la bella Giselle y el príncipe Edward, entre quienes se opone la madre del último, reina y bruja de la historia, que en un arranque de maldad, y buen tino de los guionistas, lanza a la doncella a la tierra donde el amor verdadero no existe: la New York de concreto y asfalto, y de ahí en más, ya no podemos asociar la cinta con Blanca Nieves o Aladino ¿O sí?
Una princesa muerde la gran manzana
En Encantada nos encontramos ante la clásica historia de los cuentos infantiles: la pareja de predestinados al amor y el «vivieron felices para siempre» contra los que se opone un obstáculo mayor: la bruja, madrastra o reina de ocasión, antagonista a la sazón, que lanza a la dama a un mundo desconocido. Fórmula que sirve de molde para Blanca Nieves, La Cenicienta o inclusive el mismo Shrek. Con la historia conocida de memoria, digamos que hasta grabada en nuestros genes culturales, Encantada se toma solo 10 minutos para presentarnos la situación, personajes – Giselle, el principe, la bruja, etc – y códigos – las canciones, la idiosincracia idealizada casi infantil-, ubicándonos al aparente final de esta historia, para sacarle la vuelta tanto en forma como fondo. En forma, al transponer la aventura al mundo de carne y hueso de Nueva York, que no a la animación 3D, en donde está copada esta intención de relectura por Shrek y sus émulos; y en fondo, al enfrentar al género con sus propios códigos y con los de la «naturalidad» humana, delatándolos ante el espectador.
En este punto, Amy Adams y los demás actores (James Mardsen, Susan Sarandon, Timothy Spall) usan un registro de caricatura, perfectamente creíble y consecuente con sus personajes salidos de Andalasia, la tierra encantada de esta cinta, que evidencia estos modos de cuento infantil;y encuentran su contrapunto en los cínicos personajes neoyorquinos de amores en tiempos de divorcios y citas rápidas, en especial en el (anti)héroe de la historia, el abogado Robert Philip que encarna Patrick Dempsey. La contraposición de carácteres entre Guiselle y Robert crea la dinámica de la cinta, que se mueve en dos planos: en uno crea dos opuestos que a la postre se atraerán en el plano romántico, y a la vez permite el cuestionamiento de las bases del género (¿podemos llamarlo género?) al revelar su lejanía de las tierras de la realidad, con su bucólica concepción del «amor cantado». No parece arbitraria la elección de Nueva York como locación, porque es la «gran manzana» que termina seduciendo con sus citas, espacios -Central Park, Madison Square Garden- y bailes a la princesa, antes que las manzanas envenenadas de la reina-bruja. Acaso bajo el encantamiento del consumismo, que tienen un par de escenas con tarjeta de crédito incluida.
En ese cuestionamiento de su identidad fílmica; Encantada se acopla, de manera natural, a los cánones de la comedia romántica, pero «contaminándola» con sus propios elementos fantásticos, para eso están los momentos musicales prácticamente extraídos de cualquier Fantasía anterior de la Casa Disney, tanto en montaje como en temática musical. Aquí, un alto, solo para resaltar el trabajo musical de Alan Menken y Stephen Schwartz-aunque no hallamos escuchado las voces originales. La hibridación de la historia, de la que hablábamos antes, emparenta comedia romántica con los cuentos de hadas, ya que ambos modelos narrativos se contruyen, en esencia, sobre los supuestos del amor eterno y el final feliz. Sí, pues, las comedias románticas pueden ser los cuentos para adultos. Recorrer otro camino, significaría presenciar acaso un relato como la historia trágica de Melinda y Melinda de Woody Allen. Un camino nada atractivo para los públicos apuntados por este producto.
Así a medio camino entre cuento de hadas y comedia romántica, Encantada avanza alternando su registro entre una y otra, hasta el punto en que algunos momentos hacia la última parte del film, el interés es más adulto -la historia es más romántica y menos aventurera-, y la audiencia menuda de la sala se puede aburrir; por lo que se justifica que resuelto el lío amoroso, se monte la batalla final con el dragón-bruja-reina que es ya entretenimiento puro, parte de la fórmula conocida y nada más. Divertimento para terminar de pagar la entrada y saciar las expectativas de todos.
Enchanted, queda al final como un eficaz relato que cumple con las expectativas de mayores y menores, y un interesante experimento en el que un cuento de hadas se disfraza de comedia romántica, y viste carnes humanas, para terminar reafirmando su identidad y colocarse al lado de La bella y la bestia o La Sirenita, como un Disney legítimo. Porque los relatos no tienen que ver con las técnicas que se usen -3D, dibujos o actores-, sino con los contenidos, y en este caso la inteligente cinta de Kevin Lima (que además da la voz a la ardilla), aún subvertida y presentada en otro tono, es en esencia un cuento infantil. Esperemos que en este caso, sin secuelas innecesarias tras el éxito comercial. Es decir, ojalá sea este el fin de la historia.
Deja una respuesta