Muchas veces hemos estado a la expectativa cuando en algún medio aparece que una película de nuestro país se encuentra entre las mencionadas para integrar las candidaturas al Oscar. Se trata de la preseleccción que suele incluir decenas de títulos de las más diversas procedencias, casi siempre propuestos por las mismas cinematografías, bajo criterios que incluso pueden llegar a ser arbitrarios. De ese punto se encarga esta interesante reseña aparecida en GreenCine Daily en la cual el crítico Ronald Bergan, miembro de FIPRESCI, manifiesta haber sido uno de los pocos en ver las 63 películas extranjeras que pugnaron por entrar en la recta final de los premios de la Academia.
Bergan pasa revista de filmes de Indonesia, Suiza, Irán, Colombia y por supuesto Perú. La candidata local como recordarán fue Una sombra al frente, de Augusto Tamayo, «Crossing a Shadow» para el mercado anglófilo. El sentido del humor, ácido y corrosivo, del crítico de cine es resumido en estas contundentes líneas:
Presumably, Peru could come up with nothing better than Crossing a Shadow, a leaden biopic, with faint echoes of Fitzcarraldo, about a pioneering engineer (played by an actor who would have won a prize for the best moustache).
Traducción libre: «Al parecer, Perú no pudo haber presentado nada mejor que Una sombra al frente, un aburrido biopic, con leves ecos de Fitzcarraldo, acerca de un ingeniero pionero (interpretado por un actor que debería haber ganado el premio al mejor bigote)».
Genial, ¿no? Al equipo responsable de «Una sombra al frente» solo le queda tener harta correa y quizá afinar el proceso de casting y de maquillaje. Diego Bertie no tiene que ser forzosamente el protagonista de todas las películas de época.
Para algunos Una sombra al frente no pasó de ser solo un mostacho con un actor detrás
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