Hoy se inicia el año de la rata en el calendario chino. El eterno y escondido acompañante del hombre y el perro ha representado todo tipo de ideas. Desde la sabiduría oriental que lo coloca como uno de los animales que simbolizan el ciclo lunar, hasta las calificaciones occidentales que a través de la historia lo asocian con la muerte, la suciedad y la corrupción. Con motivo de ello tomamos la excusa para revisar la presencia (figurada) o real de estos roedores en el cine:
Nido de ratas: Como todos los animales del cine, la representación mayor siempre ha tenido el lampiño rostro humano, sus alardes y vociferaciones. Las ratas de esta película anidan cerca al agua, a riesgo de ahogarse con tal de obtener unas cuantas y fugaces recompensas en el mundo moderno e industrializado. En medio de sindicatos, golpes bajos y sacrificios de pequeños e insignificantes peones para que puedan sobrevivir los líderes dudosos de la manada. Al sacrificado Terry Malloy no le quedaba otra que renegar de ese destino torcido.
Bernardo y Bianca: Para los que crean que los roedores sólo se la pasan mortificándonos con su repulsiva presencia, aquí tenemos el ejemplo perfecto de su oculta nobleza. Los superagentes Bernardo y Bianca dieron el primer paso para la posible confraternidad, tratando de llevar como premio de una posible alianza a Penny, la niña secuestrada por unos malvados villanos bidimensionales. Clásico ratuno que se disfruta aún hoy en día y cuyos vuelos, saltos y demás viajes y piruetas son la inspiración no muy disimulada de varios cultores del género actualmente (Nick Park a la cabeza).
Mon oncle d’Amerique: Si de teorizar sobre su propio comportamiento y resistencia a cualquier prueba, el ser humano le debe mucho a los dentudos y chillones animalitos. Alain Resnais pone la nota seria en la observación de sus criaturas, poniéndolos en el clásico y tenebroso ambiente del laboratorio donde estas voluntades son dejadas al servicio de un supuesto azar, que no es otra cosa que el juego a veces melindroso, a veces perverso, de divertirse con verlos tratando de resolver sus existencias hasta el momento necesario de intervenir. ¡¡Qué ratas!!
The Departed: Si de la más conocida significación que se les ha otorgado se trata, esta película intenta dejarlas completamente grabadas en piedra como mandamientos invertidos. ¿Habrá cambiado mucho el mundo de las ratas humanas en el transcurso de la historia? Tal vez no, pero aquí todavía muchos se sorprenden de su presencia. No importa a qué lado de la ley se encuentren, siempre mantienen el perfil bajo para no ser agarradas a escobazos (o balazos). Su labor es la de roer secretamente los cimientos del hogar en el que se han infiltrado.
Ratatouille: En el siglo ventiuno hasta las ratas pueden proclamar sus derechos. Derecho a la vida y al libre ejercicio laboral. Ahora el roedor puede mirar arriba y aspirar a preparar sus propios platillos para satisfacer la voracidad de esa otra especie. En un lujoso local en el cual tal vez otros especímenes rastreros se dan el gusto que su maña les ha permitido. Gages del oficio mon chéri chef. A seguir bregando.
Cloverfield: Finalmente, si muchos todavía no pueden aceptarlas como ciudadanas de nuestras queridas naciones (y hasta con los mismos gustos gastronómicos), bien, no podrán negarse a ser guías de emergencia ante la mayor eventualidad. Que lo digan estos yuppies que continúan mirándolas por encima pero igual las siguen.
¡Feliz Año de la Rata 2008-2009!
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