Estoy en Los Olivos. Es fin de semana. Quiero ir al cine. Quiero ver las películas más premiadas. Las de Oscar. American Gangster se estrenó hace 3 semanas y ahora solo se puede ver en el Jockey Plaza, en Larcomar, en Caminos del Inca y en una antigua sala en San Martín de Porres. Ok, digamos que «se me pasó». Busco más opciones. La recién estrenada y super-esperada No Country for Old Men es una imperdible para mí. si no la veo en los próximos días no voy a estar tranquilo. ¿Dónde la puedo ver? Otra vez, en el Jockey, en Alcázar, en Primavera, en Larcomar, en El Pacífico y en la siempre querida San Miguel, que es la sala que me queda más cerca. Qué más hay. Expiación. La dan en las mismas salas que No Country… y en Jesús María y Caminos del Inca. Nada por mi zona. Entonces será Gone, Baby, Gone. La dan en las mismas salas, además en La Molina y en San Juan de Miraflores (lecheros los del sur). El resto, que se joda. Michael Clayton, ya la ví, pero tampoco la dan en las salas de Lima Norte. Hannibal podría ser la única, última opción, premio consuelo para habitantes del pujante cono norte. ¿Qué decido? ¿Ver las películas que sí están disponibles en Los Olivos y distritos vecinos? Cloverfield (yala), Mañana te cuento 2 (paso), 27 bodas (¿?), Terabithia (¿doblada al español?, no gracias). Prefiero coger el DVD y terminar de ver esa película que dejé en «pausa» por ponerme a revisar el listín en El Comercio.
Consideremos además que estoy hablando de un puñado de películas, ni siquiera están en el bolo Juno, Sweeney Todd, Eastern Promises o Away from Her, por mencionar otras «oscarizadas» que quizá, algún día, quién sabe, lleguen a (las mismas) salas comerciales. Si ya de por sí la oferta de la cartelera en Perú es limitada, ésta además se restringe a la capital, y dentro de ella a ciertos distritos. Esto es algo que me vengo preguntando desde hace un tiempo. ¿Es que acaso el nivel de cultura cinematográfica de, digamos, los limeños de San Isidro, Surco o San Miguel es tal que pueden apreciar esas películas que los limeños de Independencia, Los Olivos o Comas no? ¿Será, como decía Pinglo, que «los seres no son de igual valor»? ¿O quizá todo esto sea parte de un bien articulado plan para hacer de Lima una ciudad carretera, donde para ver una película en fin de semana debes tomar tu bus y esperar 30 minutos o una hora hasta llegar a un «céntrico» centro comercial?
Mañana, luego del trabajo (en San Isidro), me tocará salir corriendo al Cineplanet San Miguel (los precios del Alcázar son ridículos, y en Risso solo dan Clayton) y ver las películas que no pude ver el fin de semana, con tranquilidad, sin apuros, sin tráfico, sin stress. ¡Quién te manda a vivir tan lejos pues!
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