El Festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México (FICCO) inicia su quinta edición hoy martes 19, convertido ya, en poco tiempo, en animador de la escena fílmica de América Latina, y sin restringir la competencia a su producción. La magnitud del evento se evidencia en varios aspectos.
Para empezar, dos señales de exigencia y prestigio: la película de inauguración, Eastern Promises, de David Cronenberg, que lleva algunos premios y decenas de nominaciones -incluida la de Viggo Mortensen al Oscar- en su largo recorrido internacional; y una retrospectiva de catorce obras del maestro danés Carl Theodor Dreyer, que propiciará, además, una reunión de la Reina Margarita II de Dinamarca con un grupo de cineastas mexicanos.
Se exhibirán 240 cintas de 47 países, de las cuales concursarán veinte ficciones y quince documentales. En el primer grupo, hay trabajos de Argentina, Chile, Brasil, España, Italia, Francia, Canadá, Reino Unido, Estados Unidos, Dinamarca, Hungría, Alemania, Irán, Letonia, Japón, Ruanda y Corea. El país anfitrión, pese al volumen de 70 filmes producidos y 43 estrenos comerciales en 2007, sólo participa con Parque Vía de Enrique Rivero, retrato del vigilante de una casa vacía que utiliza como virtual refugio de la metrópoli; y 3:19 del franco-mexicano Dany Saadia, coproducción con España que combina acción real y animación, alrededor de tres estudiosos de la simetría y la serialidad matemática de los siglos XIX, XX y XXI.
Asimismo, destacan Erik Nietzsche, parte 1. Los años tempranos del danés Jacob Thuesen, escrita y narrada por Lars Von Trier, sobre la carrera de un cineasta desde sus accidentados estudios en la Escuela Nacional de Cine de Dinamarca, en los años 70, hasta su éxito internacional; El pantano de las bestias del brasileño Cláudio Assis, suerte de lugar simbólico donde alternan un viejo moralista, su pequeña nieta exploradora y un joven, hijo de una reconocida familia local, que la desea sin freno; El cielo, la tierra y la lluvia del chileno José Luis Torres Leiva, relato de atmósfera apacible, con hermosos paisajes y complejos personajes; Sügisball del estoniano Veiko Ounpuu, acerca de seis personas que habitan en unas torres construidas en la era soviética; y la ya conocida por nosotros, La soledad del español Jaime Rosales.
En la selección de documentales figuran, entre otros, Calle Santa Fe de la chilena Carmen Castillo, que evoca la lucha en la que cayó su ex pareja, Miguel Enríquez, líder de la resistencia contra la dictadura de Pinochet; Zoo del norteamericano Robinson Devor, que revisa el increíble acto de zoofilia que mató a un hombre apasionado por los caballos; y M del argentino Nicolás Prividera, investigación de la muerte de su propia madre, ocurrida en 1976, a manos de la dictadura de Videla.
Pero el FICCO, que terminará el domingo 2 de marzo, es inagotable. También se realizarán retrospectivas del finlandés Aki Kaurismäki -que la Filmoteca PUCP ofreció el año pasado-, el francés Maurice Pialat (Por nuestros amores, Van Gogh), el veterano estadounidense Frederick Wiseman (Titicut Follies, State Legislature) y una especial dedicada a Filipinas, con un conjunto de siete filmes de una joven generación de directores que están revisando la historia de su país y han consolidado el cine independiente filipino.
Otro detalle interesante es que el festival, cuyo director de programación es Michel Lipkes, joven cineasta en ciernes, ha recibido un fuerte impulso de la cadena mexicana de cines Cinemex, y que ha logrado superar la cifra de 270 mil espectadores en sus primeras cuatro ediciones.
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