Tetsuo Lumière ha construido una imagen pública que escapa a todo convencionalismo, desde el nombre que ha adoptado hasta los argumentos de sus cortometrajes y su único largo, se observa un afán por ganar protagonismo y concentrar miradas. Esa tal vez sea la manera de contrarrestar las enormes dificultades de hacer cine ultraindependiente, que es la manera como produce sus películas.
Aún antes de saber que íbamos a contar con él en la muestra El cine argentino ataca Lima, ya sabíamos de su trabajo y teníamos mucha curiosidad por ver su ópera prima, habíamos leído los más diversos comentarios sobre él y su trabajo; todos los datos apuntaban a dibujar un personaje excesivo, dueño de una creatividad desbordada, un humor corrosivo y con un afán incansable por construir películas tributarias de géneros más bien bizarros.
Hace unos días tomamos contacto con él y quedamos para sostener una charla a la medianoche via Skype. La conversa se dio y nos encontramos con que había mucho de cierto en el mito, pero también grandes distancias. Hablamos del tipo de cine que hace, de las condiciones y limitaciones de su trabajo, de la realidad del cine en Argentina y de su ópera prima.
Por lo visto, la realidad no es un campo que le depare muchas satisfacciones a Tetsuo, quien espera encontrar la forma de hacer el cine que quiere y no el que puede hacer. Por otro lado, él toma el rollo de cineasta independiente con muchas reservas y junto con apostar por la libertad creativa también es consciente de las presiones típicas del negocio cinematográfico. Tetsuo no le huye al sistema.
Muchas de estas ideas calzan con la realidad peruana y dan para conversar sobre la tremenda aventura que es hacer cine en nuestros países latinoamericanos, y de hecho lo haremos el sábado 29 en el conversatorio de cierre de nuestra muestra de cine gaucho. Escuchemos lo que cuenta Tetsuo Lumière, director de TL-1 Mi reino por un platillo volador.
Al final de la conversa, Tetsuo se animó a dirigir un saludo al público peruano, que en minutos verá por primera vez su ópera prima, todo parecía ir bien pero siendo imprevisible como es, rebobinó y se mandó con un «contrasaludo» que dice más de él que mucho de la conversa previa. Disfruten a Lumière, el argentino.
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