Llega una buena noticia sobre la relación del cine argentino con sus espectadores, un asunto que siempre preocupa por el frecuente desencuentro que evidencian. El nido vacío, sexto largometraje de Daniel Burman, uno de los solventes directores argentinos contemporáneos, ha alcanzado el último fin de semana el primer lugar de la taquilla de su país, una posición que el cine gaucho no ostentaba desde setiembre de 2007, con el filme La señal, la opera prima del popular actor Ricardo Darín.
La película, protagonizada por Cecilia Roth y Oscar Martínez, ha convocado más de 60 mil espectadores en 37 salas, vendiendo una de cada cinco entradas en todo el territorio argentino, superando a obras norteamericanas como las recién estrenadas Reyes de la calle y Sin rastros, y una que lleva dos meses con cerca de 300 mil boletos, Muerte en un funeral de Frank Oz. También han quedado a la zaga, aunque en términos aceptables, dos cintas francesas, El jardinero y la muy comentada Persépolis, y más abajo la japonesa El secreto del bosque de Naomi Kawase.
No es de extrañar que El nido vacío haya conseguido esta repercusión. Burman, apreciado por películas como El abrazo partido y Derecho de familia, es un autor personal pero no restringido. Aborda personajes y situaciones nítidas e identificables, dentro de los linderos de la comedia dramática coral y contrastada, y con gusto por retratar los lazos y las disfunciones familiares. A ese marco reconocible aporta un punto de vista y sobre todo una factura de estilo que a estas alturas ya se distingue. Sus películas, aunque agridulces, son cómodas y atraen a un amplio público. Veremos cuánto tiempo mantiene ese lugar en la cartelera argentina.
(Vía La Nación)
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