Tratando de colaborar con algo más que fotos, inicio una sección que se dedicará a pasar revista a las salas de cine peruanas. ¿Cuántas hay? ¿Cuáles tienen mejores precios, comodidades o calidad de pantalla? No pretendo responder a todas las preguntas, pero igual compartiré mi punto de vista a modo de crónicas. Estos posts tratarán sobre la experiencia de ir al cine, entonces por una vez no hablaremos de las películas en sí. Quizás otros se sumen y aporten su punto de vista. Entre tanto, allá vamos.
Había que narrar lo sucedido en un día específico, y ese día fue un jueves en la noche que había tiempo disponible, las opciones a elegir estaban entre las cadenas Cineplanet, Cinemark o UVK, todas ubicadas en la avenida La Marina, fui a la primera de ellas, ubicada en el Centro Comercial San Miguel. No había mucho para elegir ahí y los horarios no ayudaban, por lo que terminé en la segunda opción ¿La película? Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. No me moría por verla, pero bueno, digamos que era una de esas que son socialmente obligatorias.
El Cinemark San Miguel, está –como señalé antes- en plena avenida La Marina, en la cuadra 25, frente a lo que los memoriosos recordarán como Feria del Hogar. El supermercado Metro es la mejor referencia, llegar es súper fácil, no me imagino siquiera la cantidad de micros y líneas de transporte que deben de pasar por ahí. El cine cuenta con estacionamiento en la parte exterior, que comparte con Metro y otros negocios, eso sí, digan que van al cine, porque de lo contrario pagan parqueo y de los caros, arriba de 4 soles la hora; si van al cine, no pagan.
Volviendo al cuento, diré que llegué cruzando los dedos, pero para suerte mía justo empezaba una función y lo mejor: subtitulada. Chévere, no había cola y la entrada costaba 11.90 soles, ese es el precio de jueves a domingo y feriados, pero el cine también tiene sus ofertas, con tarjeta CMR tienes descuento los lunes y miércoles, además los martes la entrada cuesta 7.50 soles.
Me dispuse a ingresar a la sala y como por la hora ya me apuraba el hambre, canchita no era la voz y opté por un pan con hotdog, 10 soles con su chicha, pero me lo sirvieron en un papel de sanguchón, y como suele suceder, las papitas al hilo estaban para el arrepentimiento, pero bueno, el hambre no se fijaba en detalles.
Ya saliendo de la dulcería me enrumbé a la sala, había comenzado la proyección más no la película, o sea que uno tiene su licencia para demorarse un poco. La sala estaba de primera, la proyección igual y las butacas super cómodas. Es un buen punto en esta cadena, que cuenta con salas de proyección inmensas para el tamaño normal de los multicines de hoy, para disfrutar un blockbuster con calidad de sonido e imagen cae bien el Cinemark de La Marina.
El público se portó bien, no se si será una idea mía pero creo que los jueves tengo más suerte con el público, claro que eran inevitables las interjecciones en ciertas escenas de la película, pero nada demasiado molesto. Había un lugar para discapacitados, obligación que no siempre se cumple en los cines.
Al terminar, siempre la mala costumbre del empleado parado en la puerta de salida y dispuesto a abrir la puerta ni bien termina la función, haciendo la analogía con un restaurante: “¿comiste?” “¡Ok, chau!”. Al salir, después del galón de chicha la necesidad de ir al baño era obvia, intenté salir por donde entré y me encontré con que no me permitían, me indicaron que había un baño a la salida, después de recorrer el camino me di cuenta que en efecto había un baño en la parte baja.
Si uno sale a las 11.00 p.m. y quiere seguirla en un restaurant o bar no hay mucho para escoger, todo está cerrado o a punto de. Más temprano en el mismo cine hay un surtido patio de comidas. Claro que los sábados la cosa es distinta, porque la zona tiene de todo, por la derecha, hacia el lado de Hiraoka tenemos unas pollerías «clase B» (para usar un término cinéfilo) que sin referencia de confianza, es mejor obviarlas; al frente tenemos la parte más nice, Friday’s, Starbucks, Pascuale. De ahí, a un par de cuadras a la izquierda encontraremos literalmente de todo, Pardo’s Chicken, Caravana, KFC, Pizza Hut, Bembos, BK, de todo; ¿para un traguito?, si es traguito ficho, Chilli’s y/o Friday’s, y también se lucen algunos points de chelita en jarra. Sitios de rumba solían haber en Marina Park, por estos días no lo sé. Y bueno, si desean más referencias por ahí caletas hay points con chicas que buscan algo más que amor, donde los discípulos de Richard Gere pueden buscar a su Julia Roberts.
En conclusión es una buena opción ir por La Marina, las 3 principales cadenas están en menos de 10 cuadras, lo cual nos genera una oferta de más de 30 salas, hay para todos los gustos, todas las salas tienen cocheras, comida y bebida a forro cerca. Los puntos en contra son el tráfico, y bueno si les queda lejos… caballero.
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