Dir. Peter Segal | 110 min. | Estados Unidos
Intérpretes: Steve Carell (Maxwell Smart), Anne Hathaway (Agente 99), Dwayne Johnson (Agente 23), Alan Arkin (el Jefe), Terence Stamp (Siegfried), Terry Crews (Agente 91), David Koechner (Larabee), James Caan (el presidente), Bill Murray (Agente 13), Bernie Kopell (chofer), Patrick Warburton (Hymie), Masi Oka (Bruce), Nate Torrence (Lloyd), Ken Davitian (Shtarker), David S. Lee (Ladislas Krstic), Dalip Singh (Dalip), Geoff Pierson (vicepresidente), Kelly Karbacz (Judy), Arthur Darbinyan (enemigo ruso), John Farley (Agente 38).
Estreno en el Perú: 19 de junio de 2008
Maxwell Smart no es aquí un famoso agente en ejercicio de Control y plenamente identificado por la organización criminal KAOS, sino está circunscrito al rol de eximio analista que ve negado su acceso a las misiones de espía. Ha sido muy obeso, y ha dejado espectacularmente de serlo. Conserva algunos tics del original y Steve Carell acerca su caracterización a la de Adams, posee igualmente una apabullante torpeza, pero en realidad es otro personaje y menos logrado.
En el blockbuster de Peter Segal (¿Y dónde está el policía? 33 1/3, My Fellow Americans) ha quedado poco de la entrañable serie El superagente 86, que Don Adams protagonizara entre 1965 y 1970, junto con Barbara Feldon y Edward Platt. En primera instancia, Maxwell Smart no es un famoso agente en ejercicio de Control y plenamente identificado por la organización criminal KAOS, sino está circunscrito al rol de eximio analista que ve negado su acceso a las misiones de espía. Ha sido muy obeso, y ha dejado espectacularmente de serlo. Conserva algunos tics del original y Steve Carell acerca su caracterización a la de Adams, posee igualmente una torpeza apabullante, pero en realidad es un personaje distinto y menos logrado.
Por su parte, la 99 es agresiva y mejor rankeada que Smart, y sin perder el tono burlesco, tiene una dosis extra de profundidad psicológica: un percance en una misión anterior le ha obligado a operarse el rostro hasta parecer otra persona, lo que le aporta al registro de Anne Hathaway un aire de melancolía y gravedad. Y el jefe lo interpreta el veterano Alan Arkin, un actor muy competente (ganador del Oscar 2006 por Little Miss Sunshine), pero que no llega a encajar del todo. ¿Por qué sucede eso? Porque el traslado de una historia que jugaba con la bipolaridad norteamericano-soviética a nuestra época, cuando el fin de la Guerra Fría está cerca de cumplir dos décadas, no ha tenido la suficiente pericia para que la farsa conserve la gracia. El problema se nota especialmente en la configuración de KAOS como amenaza, bastante forzada y convertida en un enemigo cualquiera con acceso a cierta tecnología. Terence Stamp, otro de los buenos intérpretes que surgieron en los años 60, maneja un registro llevadero y se divierte sin mayores pretensiones como Siegfried. Él tiene experiencia como villano sobreactuado, pues hizo del general Zod en las dos primeras entregas de la saga de Superman que protagonizó el recordado Christopher Reeve.
Pero el colmo de los desarreglos en el guión llega con la acusación de traidor de la que es objeto Smart, completamente impostada para ganar algo más de expectativa y algunas secuencias graciosas. Y es una decepción la brevísima aparición de Bill Murray como el agente 13, el que siempre se ubica dentro de ajustados espacios donde no se sabe cómo entra. Una trama más ingeniosa hubiera aprovechado la presencia de este actor que ha alcanzado su plenitud ya siendo cincuentón. Otra figura de antaño, James Caan, claramente inspirado en George Bush, hace un remedo de presidente obtuso que nada aporta. En esas condiciones, Get Smart arranca algunas risas por la habilidad de Carell y Hathaway, junto a episódicos actores secundarios, en gags muy puntuales, como en el baile y el posterior escape de los rayos láser en la residencia de Ladislas Krstic, y el paso del ojo de Shtarker por un aparato electrónico para abrir una puerta.
No hay mucho más que comentar, salvo las esporádicas apariciones del zapatófono y el viejo automóvil rojo descapotable que manejaba Smart, y el simpático cameo como chofer de Bernie Kopell, el actor que hacía de Siegfried en la serie. Al final, una dedicatoria a Don Adams y Edward Platt puso la nota nostálgica.
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