Girl with a Pearl Earring
Dir. Peter Webber | 100 min. | Reino Unido – Luxemburgo
Intérpretes: Colin Firth (Johannes Vermeer), Scarlett Johansson (Griet), Tom Wilkinson (Pieter Van Ruijven), Judy Parfitt (Maria Thins), Cillian Murphy (Pieter), Essie Davis (Catharina Bolnes Vermeer), Joanna Scanlan (Tanneke), Alakina Mann (Cornelia Vermeer), Chris McHallem (padre de Griet), Gabrielle Reidy (madre de Griet), Rollo Weeks (Frans), Anna Popplewell (Maertge).
Estreno en el Perú: 25 de mayo de 2006
La película narra las condiciones en las que Vermeer (Colin Firth) desarrolla su tenaz relación con la pintura, jaloneada por prejuicios sociales, necesidades económicas y diversas intrigas del entorno profesional y familiar. Webber recrea la gestación de algunas de sus obras, incluida la que da título al filme, en las que tiene mucho que ver Griet (Scarlett Johansson), una humilde empleada contratada por la esposa del pintor. La composición física, los silencios y el gesto ambivalente de descubrimiento e íntimo saber que proyecta Johansson son notables.
Del director Peter Webber se vio el año pasado Hannibal Rising, acercamiento a la juventud del psiquiatra Hannibal Lecter, el rol que consagró a Anthony Hopkins. Pero su opera prima es una película muy distinta, francamente deliciosa: La joven de la perla. Y la fémina del título es Scarlett Johansson, en el mismo año de Perdidos en Tokio, en uno de los personajes que ayudaron a convertirla en la actriz consumada que es hoy.
Un fino intimismo nos sitúa frente al talento y el espíritu de Johannes Vermeer (1632-1675), uno de los referentes del barroco holandés. Ambientada en su tierra natal Delft, en 1665, y basada en el best-seller de Tracy Chevalier, la película narra las condiciones en las que Vermeer (Colin Firth) desarrolla su tenaz relación con la pintura, jaloneada por prejuicios sociales, necesidades económicas y diversas intrigas del entorno profesional y familiar. Webber recrea la gestación de algunas de sus obras, incluida la que da nombre al filme, en las que tiene mucho que ver Griet (Scarlett Johansson), una humilde empleada contratada por la esposa del pintor.
Es el esquema de personajes disímiles que en apariencia no podrían tener mayor
vínculo, pero que en realidad comparten y comunican paulatinamente una sensibilidad, una manera de ver la vida que, en Jan y Griet, se revela de modo particular en la mirada al arte que reconstruye y sintetiza exquisitamente la cotidianidad hostil. Los protagonistas afinan una relación de complicidad a partir de la inspiración que suscita Griet y el interés romántico que nunca verbalizan. La composición física, los silencios y el gesto ambivalente de descubrimiento e íntimo saber que proyecta Johansson son notables. Webber los administra muy bien, y le sirven, junto con el proceso paralelo en los lienzos, para marcar el tono del relato que se conserva sin prisas ni disfuerzos. Un gran acierto es haber trasladado a la puesta en escena el clima vermeeriano, que subraya una apacible soledad rodeada de claroscuros en un espacio mínimo y doméstico, un rincón convertido en refugio.
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