Dir. Néstor Frenkel | 87 min. | Argentina
Este documental muestra una aventura colectiva, que tiene tanto de tragedia como de milagro, la mudanza del pueblo entero de Federación a Nueva Federación. Néstor Frenkel y su equipo nos cuentan con una música y un ritmo contagiosos la historia de este peculiar pueblo y sus habitantes, presentándolos en medio de sus casas simétricas e iguales, y como si fueran espejismos, seres en tránsito que no se deciden entre vivir en estas casas de construcción masiva, o en los recuerdos del viejo barrio, la antigua iglesia y las casas familiares.
Construcción de una ciudad es un documental que nos muestra una aventura colectiva, que tiene tanto de tragedia como de milagro. Se trata de la mudanza del pueblo entero de Federación a Nueva Federación, hecho que la ciudadanía asume en aras de la modernidad no sin sacrificio, emoción y expectativa; y además, sin otra opción, pues el emplazamiento original quedará bajo las aguas de una represa convertido en «la Antártida Argentina».
Néstor Frenkel y su equipo nos cuentan con una música y un ritmo contagiosos la historia de este peculiar pueblo y sus habitantes presentándolos en medio de sus casas simétricas e iguales, y como si fueran espejismos, seres en tránsito que no se deciden entre vivir en estas casas de construcción masiva, o en los recuerdos del viejo barrio, la antigua iglesia y las casas familiares. La expectativa por comenzar la nueva vida, las dificultades iniciales, el cambio de vecinos, la muerte de los ancianos extrañando el hogar, todas las vicisitudes son contadas sin dramatizar, sin ensalzar, ni condenar, siempre con buen ánimo por unos personajes que en algún momento hacen recordar a los de Vernon, Florida de Errol Morris, personajes excéntricos pero llenos de carisma y humanidad; son así sobre todo Perro Viejo y esos extraños protagonistas de esta historia, conformados no por una persona, sino dos, las parejas de esposos que vemos en muchos (risueños) momentos de la cinta.
Los recuerdos que vemos en la película no se limitan a la palabra de la gente del pueblo de Federación. El documental es pródigo en dibujos, fotos, videos, material en 8mm, todos realizados por los mismos habitantes, en una suerte de collage emotivo que se complementa con los restos ahogados o anegados de la vieja ciudad. Pero no todo es recuerdo en esta cinta, Nueva Federación vive de un próspero negocio de aguas termales del cual conocemos hacia la última parte de la cinta, y con él nos enteramos de los sueños locos y las empresas dispares que bajo y sobre el agua han creado la identidad de la ciudad, y con el metraje recorrido cual río de imágenes, nos dejan con la buena experiencia de haber visitado este pueblo dado al turismo, a brindar su hospitalidad al forastero, también a través de la pantalla.
Para terminar, y de contrabando, emulo a Juan José para citar dentro de este texto un fragmento de un poema que me evocó la visión de este documental. Mi casa de Javier Heraud:
Mi corazón se quedó
con mi casa muerta.
Es difícil rescatar
un poco de alegría,
yo he vivido entre
carros y cemento,
yo he vivido siempre
entre camiones
y oficinas,
yo he vivido entre
ruinas todo el tiempo,
y cambiar un poco
de árbol y de pasto,
una palmera antigua
con columpios,
una granada roja
disparada en la batalla,
una mora caída con un niño,
por un poco
de pintura
y de granizo,
es
cambiar
también algo
de alegría
y de tristeza,
es cambiar también
un poco de mi vida,
es llamar también
un poco aquí a la muerte.(que me acompañaba
todas las tardes
en mi vieja casa,
en mi casa muerta).
Deja una respuesta