Si todo este asunto del cine es cuestión de gustos y colores, pues mis gustos y colores están aquí, en los trabajos de Valeria. Desde el inolvidable El ascensor que en 1998 puso en nuestro mapa y radar a su directora y dos actuaciones memorables de Jimena Lindo y Javier Echevarría, hasta los extraordinarios King of London y A Moment del 2006, Valeria tiene mi colección favorita de cortometrajes de mi generación. Vuelvo a verlos y no puedo dejar de reír, llorar, empatizar, detestar, añorar el hogar, el pasado, y hasta el futuro que no conozco. A Valeria recién la conocí hace unos meses, en parte por esta entrevista, y en parte a través de su esposo, Barney Elliott, también cineasta y ex residente de ese paraíso para jóvenes cineastas de todo el mundo, la Residencia de la Cinéfondation de Cannes.
Valeria empezó estudiando Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima, donde se especializó en Medios Audiovisuales. “Quería ser periodista o creativa en una agencia de publicidad (dos ramas bien distintas que consideré cuando tenía 17 años), pero llevando los cursos descubrí que me encantaba la imagen en movimiento y encontré un placer escribiendo historias y dirigiéndolas. Al terminar la universidad hice un cortometraje, ‘El Ascensor’, que ganó CONACINE y otros premios que me alentaron un poco para considerar continuar con la idea de hacer ficción, pues lo disfrutaba aunque también sufría en el proceso. La experiencia que tuve en la Universidad de Lima fue muy buena; tuve la oportunidad de probar muchas cosas y encontrar algo que quería continuar desarrollando”.
Después de la universidad, Valeria trabajó como guionista freelance de telenovelas, escribiendo ‘Extasis’ y ‘Vidas Prestadas’ para Iguana Producciones, así como de jefa de prácticas en cursos universitarios y como directora en diversos proyectos en video. “Mientras estaba en eso siempre tenía la idea de viajar y hacer un máster fuera, no sólo por especializarme en cine y aprender más sobre eso sino también por tener la experiencia de vivir en otro lugar y ver otra cultura, tenía muchas ganas de ver cómo el ‘primer mundo’ funcionaba. Estuve postulando varias veces a becas de cine en España, y aunque insistía no me las ganaba por nada. Pero luego gané la oportunidad de irme a ‘La Odisea del Voluntario’, un proyecto donde 21 videastas jóvenes de distintos países hacen reportajes sobre el trabajo de los voluntarios de las Naciones Unidas en distintas ciudades”.
Valeria viaja y realiza reportajes en Tailandia, Nepal, España, Brasil, Estados Unidos, Tanzania y el Líbano. “Como la central del proyecto era en Bruselas decidí luego irme a Londres a estudiar inglés para abrir mis posibilidades y poder postular a becas en cine en Estados Unidos y otros países donde se hablara inglés, pues no lo había hecho antes porque mi inglés era casi inexistente. Estaba en una etapa de búsqueda, viendo también las posibilidades de hacer una especialización como bailarina de danza moderna o video danza, pues es algo que estuve haciendo y disfruté mucho en Perú. Pero el plan principal en Londres era trabajar de mesera, estudiar inglés y ver la posibilidad de un máster ahí. El plan, para mi sorpresa, resultó realidad. Luego de un año postulé a la National Film and Television School (NFTS) para un máster en dirección y tuve la suerte de que me aceptaran y me dieran una beca (sin esa beca hubiera sido imposible hacer ese curso).”
En los dos años de programa del Máster en Dirección de Cine de la NFTS, Valeria realizó los cortos The End, Shadow, Unseen, King of London y A Moment (arriba: una imagen del rodaje), siendo estos dos últimos seleccionados y premiados en diversos festivales internacionales. “El postgrado de cine que hice en la NFTS fue una experiencia muy enriquecedora. La escuela recibe a 6 personas para la especialidad de dirección al año y eso permite que el curso sea muy personalizado y que podamos dirigir bastantes proyectos. Allí me estimularon a explorar y a tratar de ir al fondo de las cosas que me interesa contar.”
Actualmente, Valeria está desarrollando su primer proyecto de largometraje, titulado Susy, sobre una empleada doméstica en Lima. Espera poder seguir haciendo proyectos que la apasionen y apunta a acceder al financiamiento y a las coproducciones necesarias para realizarlos. “La idea que tengo de formación como director es realizando; es haciendo proyectos y si al comienzo uno tiene la posibilidad de tener buenos asesores que te guíen para que encuentres tu propio camino, eso es de gran ayuda. En mi caso, fue a través de la universidad, luego haciéndolo por mi cuenta, luego con un máster, y ahora por mi cuenta. A mí me encanta estudiar y me siento muy estimulada en un ambiente donde se discuten ideas y viendo el proceso creativo de otros y teniendo asesores”. Valeria y su esposo, Barney, comparten este camino y se encuentran actualmente desarrollando sus respectivos proyectos en el Binger Filmlab, uno de los más selectivos y exigentes del circuito internacional, al cual ambos fueron seleccionados. ¡Que vengan las películas!
(Este artículo forma parte del especial “Diez directoras para el Nuevo Cine Peruano”)
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