El documental El diario de Agustín, de Ignacio Agüero y Fernando Villagrán, revisa la trayectoria del diario y el grupo empresarial más representativo de la prensa chilena, El Mercurio, que ha influido notablemente en la vida social, política y económica de su país. Es una mirada incómoda que hurga en el compromiso de este centenario medio con las posiciones más conservadoras y abiertamente antidemocráticas y criminales que irrumpieron el 11 de setiembre de 1973, con el cruento golpe de Augusto Pinochet. Luego de breves pasajes de la historia del periódico, los directores abordan con rapidez las tensiones de inicios de los años 70, cuando el gobierno de Salvador Allende afrontaba graves conflictos sociales.
El documental muestra claramente la posición de El Mercurio antes, durante y después del golpe, rescatando portadas y notas que falseaban datos y apoyaban la arremetida dictatorial. Destaca la serie de testimonios ad hoc, que incluye a ex conspicuos responsables del diario. Reflejan la intervención directa de éste, a través de lazos con la Casa Blanca, en el régimen pinochetista, cuyas violaciones a los Derechos Humanos fueron soslayadas y en la práctica avaladas en sus páginas. Agüero y Villagrán se sirven de agudas entrevistas, compartidas con un grupo académico, para lograr de dichos personajes expresiones de incomodidad, el reconocimiento forzoso de la connivencia con la dictadura, y hasta la huida del diálogo, con la torpeza incluida de un cabezazo al micrófono.
Lo mejor es el tratamiento de la figura del octogenario dueño, el mismo de la época más atroz, Agustín Edwards Eastman, como el personaje determinante y ausente que sobrevuela el relato en boca de los demás. Al principio su secretaria dice por teléfono terminantemente que no da entrevistas. Luego de ochenta minutos, queda claro que el silencio es preventivo: ante una pregunta inesperada de la TV chilena, cuando su hijo fue rescatado de un secuestro, respondió que los deudos de los detenidos desaparecidos en la dictadura debían seguir teniendo fe en encontrarlos, y que una experiencia de este tipo sirve para unir a las familias. En suma, El diario de Agustín es un valioso documento para la historia política y mediática de la región y un auténtico derrame de mercurio contra el olvido y la impunidad.
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