He’s Just Not That Into You
Dir. Ken Kwapis | 129 min | EEUU – Alemania – Holanda
Intérpretes: Ginnifer Goodwin (Gigi Phillips), Ben Affleck (Neil Jones), Jennifer Aniston (Beth Murphy), Jennifer Connelly (Janine Gunders), Kevin Connolly (Conor Barry), Scarlett Johansson (Anna Taylor), Bradley Cooper (Ben Gunders), Drew Barrymore (Mary Harris), Justin Long (Alex), Hedy Burress (Laura), Leonardo Nam (Joshua Nguyen), Kris Kristofferson (Rod Murphy)
Estreno en Perú: 12 de febrero de 2009
Estreno en España: 04 de setiembre de 2009
He’s Just Not That Into You, cuyo título bien traducido es Él no está interesado en ti, al que aquí han colgado el cartel de Qué les pasa a los hombres, es una tarugada que tiene su origen en uno de esos libros para gente que no lee, es decir best-sellers de autoayuda, que dan enormes profits a sus autores, y pretenden descubrir, por fin, la fórmula de la cocacola de las relaciones, eso sí, entre jóvenes (treintañeros a lo sumo), bien situados económicamente, con lujosas casas o apartamentos aunque tengan un simple trabajo de oficina describiendo las formas de cocinar una alcachofa, y cuyos físicos están modelados por los mejores peluqueros, esteticistas, dentistas o cirujanos. Válgame dios, como la vida misma.
Qué les pasa a las mujeres
Y espectadores en general de este derrame de cine que no es cine, sino televisión en gran pantalla, serial de fácil asimilación y más fácil aún evacuación, hijos legítimos de la botoxica Sexo en Nueva York. He’s Just Not That Into You, cuyo título bien traducido es Él no está interesado en ti, al que aquí han colgado el cartel de Qué les pasa a los hombres, es una tarugada que tiene su origen en uno de esos libros para gente que no lee, es decir best-sellers de autoayuda, que dan enormes profits a sus autores, y pretenden descubrir, por fin, la fórmula de la cocacola de las relaciones, eso sí, entre jóvenes (treintañeros a lo sumo), bien situados económicamente, con lujosas casas o apartamentos aunque tengan un simple trabajo de oficina describiendo las formas de cocinar una alcachofa, y cuyos físicos están modelados por los mejores peluqueros, esteticistas, dentistas o cirujanos. Válgame dios, como la vida misma.
Pero eso que más da, si la taquilla marca tendencias y ésta está repleta de lugares comunes con gente de plástico que modelan la nueva comedia americana, pulcramente iluminada con técnicas audiovisuales de poca imaginación, un cierto humor prefabricado, y nada o poco sarcasmo y gamberrismo, en los que el director es un piloto automático. En este caso el director de encargo es Ken Kwapis, con trabajos en su haber que no merece la pena nombrar.
Uno de los atractivos trampa que los productores han ideado para este artículo standard ha sido el reunir a nuevas estrellas de Hollywoodland para hacer juego de parejas, desde Scarlett Johansson (que en cada nueva película se encasilla más en un estilo de muñeca pepona de mohín, habiéndose despedido de aquella naturalidad que la llevó al estrellato), Ben Affleck, que aunque no lo parezca es capaz de realizar maravillas como Gone Baby Gone, y luego meterse en estos fregaos, Jennifer Aniston, perdida sin sus Friends, Drew Barrymore, fija en la fábrica de memeces, Jennifer Connely, la única con cierta personalidad, o Bradley Cooper, que viene de un gran resacón en Las Vegas, ambos dando réplica a una pareja que les destaca en esta mediocridad.
A ver, veamos. Los críticos de los medios no han sido muy cáusticos en general, (en realidad cuando los son?), pero tampoco han sido primorosos. Han mantenido su habitual equilibrio, ese que les dicen desde la poltrona que tienen que guardar para seguir ganando las lentejas. A la postre estos productos siguen la línea del comecocos sociocultural que tranquiliza a los jóvenes (me temo que el objetivo va dirigido especialmente a mujeres) respecto al caos sentimental que siempre ha existido y siempre existirá. Apuntando, para ello, hacia unas reglas de caza, y una ansiedad desbordada y angustiosa, en una espera de guardia al lado del teléfono todo el día, como le ocurre a la protagonista, Gigi/Ginnifer Goodwin, conductora en cierta forma del grupo de historietas interrelacionadas que discurren por la cinta de Kwapis, en la que, asimismo, se insertan una serie de gags-entrevistas a personajes que pretenden, además de graciosos, ser más callejeros y reales (pretensión vana). Todas estas estrellas elegidas para llamar a la audiencia forman parejas que se rompen, se mienten, se buscan, se usan, se aguantan, o se descubren. Repleta de tópicos y clichés de lo más simplón y manipuladores, mal me temo que este tipo de rodajes aún pueden hacer mella en el público que aglutinan, cerrándolas, los responsables, con el mismo final de cuento de hadas irreal que responde al adoctrinamiento en el orden patriarcal, incluida la que se presenta como relación más madura e inteligente, la de Beth/Aniston y Neil/Affleck, sucumbiendo al cliché del final feliz escrito en las tablas de Moisés.
Sin el más mínimo interés desde el punto de vista cinematográfico, larga en exceso para contar algo que no aporta nada en absoluto, nos hace perder un tiempo muy valioso que podríamos emplear en otros proyectos más denostados. No es por nada que el best- seller de marras esté firmado por dos de los guionistas de Sexo en Nueva York. Productos que no solo se olvidan al instante de finalizar, sino que siguen siendo un insulto a la mujer, y por ende al hombre, que continuan nadando entre semejantes lodazales materialistas y pueriles. Idiotas.
Deja una respuesta