Las FARC en un solo párrafo. Más que la revisión histórica del grupo guerrillero colombiano, Judith Vélez, directora de La Prueba, explora las dolidas huellas en el tiempo de sus atentados terroristas. El pueblo es quien más sufre su existencia; acomodados o resignados, los políticos ya aceptaron la mutua convivencia con ese grupo armado. El secuestro y el narcotráfico son moneda corriente en el Bogotá de hoy.
¡Libérenlos ya!, título sugerente como petición de libertad a los civiles y políticos secuestrados, no juzga la postura ideológica de las FARC sino denuncia su actos de lesa humanidad. Nunca se posiciona en algún sector político, más bien explica grosso modo sus motivaciones ideológicas e hitos históricos sobre su génesis y consolidación.
El documental introduce la Historia con importante material de archivo: imágenes de los líderes históricos como Manuel Marulanda o Tirofijo y Raúl Reyes, también de las grescas diplomáticas entre Colombia, Ecuador y Venezuela, y de sus influencias terroristas, no guerrilleras, en otros países de la región como Paraguay, con el caso del secuestro y posterior muerte de la aristócrata Cecilia Cubas, hija del ex presidente Raúl Cubas (agosto de 1998 – marzo de 1999), perpetrado por el Partido de Izquierda Patria Libre, en 2004. El modus operandi de P. L era fiel hasta en el lenguaje de extorsión de las FARC, por lo que se anota que los paraguayos recibieron apoyo logístico de los colombianos para la ejecución de ese atentado.
La película traza un mapa regional de la presencia de las FARC, más precisamente de la presencia guerrillera en Sudamérica, conformada por varios grupos de la misma naturaleza armada: los reune la Coordinadora Continental Bolivariana (CBB), grupo en el que está incluido el MRTA peruano. Pero sólo los menciona, informando la extensión de la “metodología” guerrillera en el continente cual advertencia.
Esa revisión breve del pasado y presente de las FARC y círculos, marca el contexto histórico-social del objetivo humanista que cumple el documental. Esto como introducción al contenido, al cuerpo del texto, que es la solidaridad con las víctimas de secuestro y sus familias, no con tono lastimero sino esperanzador, que, más que alentar, promueve la conciencia fraternal entre vecinos. Lo que focaliza este sentir es el programa de radio “Las voces del secuestro” al que acuden los familiares y amigos de los secuestrados para hacer público su aliento desde la cabina de grabación. Es un punto de encuentro obligatorio para un pueblo de moral golpeada y amenazada por la violencia terrorista. La actividad secuestradora y narcotraficante preponderan en las FARC porque permite su supervivencia y vigencia. Se han acomodado como sicarios y protectores armados de actividades ilícitas para seguir ubicándose en el mapa. Su motor guerrillero antiimperialista ha quedado refundido en los cuentos de su fundación.
¡Libérenlos ya! se ubica en un contexto crítico y habla sobre un organismo combativo, un entorno sensible. Sin embargo, no toma partido por simpatías políticas o morales sino que, tan imparcial como se pueda, se pone del lado humano, ese que sufre sin importar su condición de derechista, izquierdista o concertador. Es un documental que conmueve, aún así lo rescatado del material de archivo es lo más interesante de todo su metraje porque es una parte de la Historia a la que no se accede fácilmente.
El documental pudo ser groseramente maniqueo pero prefirió ser partidario de la antiviolencia, postura a la que se puede acomodar el oficialismo del presidente de Colombia Álvaro Uribe que dícese «produjo la película por medio del Ministerio de Defensa a través de una pequeña ONG llamada Comité Contra la Violencia en el Putumayo» (dixit Gustavo Gorriti en su libro Petroaudios). ¡Libérenlos ya! no es una diatriba a las FARC, tampoco propanganda al oficialismo.
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