Prácticamente toda su vida ha tenido una cámara a la mano. Su familiaridad con la misma se evidencia en sus cortos anteriores, donde siempre la lleva trémula, al hombro, como si fuera su misma óptica. Cada una de las películas de JD (Juan Daniel Fernández) está apartada de cualquier lugar común.
El pasado 2009, viernes 3 de julio, en el Centro Cultural CAFAE, Fernández presentó su retrospectiva (10 cortometrajes), en la que se incluyó la versión corta y premiliminar de la película que este viernes 30 de abril presentará en su versión larga -aunque no final-: Reminiscencias. Esa primera proyección en Perú, de nuevo en CAFAE, promete ser el inicio de su periplo con el que promete llegar a multisalas.
El mismo Juan Daniel Fernández propició el diálogo con este canal y es que es un convencido de que la relación entre hacedores y difusores es una mecánica lógica para que una película sea conversada, conocida, sin necesidad de apelar a estereotipos como si fuera la fórmula del éxito.
Aprovechamos el motivo para dejar claro que en CNC hay más espacio para el cine nacional que para cualquier otro menester.
John Campos Gómez (JCG): Hay una historia personal detrás de la película, digamos que la motiva emocionalmente. No todos los espectadores la sabrán. De no trasmitir esa sensación de reubicación a los espectadores, ¿qué más proyecta la película? ¿Qué tan interesante crees que puede ser para los demás tus reminiscencias?
Juan Daniel Fernández (JD): No creo que la historia personal sea tan trascendental como se supone ante una película autobiográfica, ya que de ninguna manera considero extraordinaria mi vida (no me creo Jonathan Caouette). Además, estaba harto de que Inca Kola me diga qué es ser peruano, así que mi accidente amnésico se convirtió en un motivo para profundizar sobre cómo funciona nuestro cerebro en cuanto a la memoria emocional y la identidad.
Estamos malacostumbrados a representar realidades ajenas y darle demasiada importancia al melodrama, por la misma ingenua creencia de que nuestras vidas son simples y aburridas por no ser “cinematográficas”. Sobretodo en Sudamérica, los ricos quieren ser voceros misericordiosos de los pobres, forzando representaciones poco auténticas e inverosímiles. ¿Quién demonios somos para juzgar al de al lado si primero no nos miramos al espejo? Tal vez en ese reflejo podremos ver a los demás y así al conjunto. Debemos revalorar a la primera persona y no huir de ella, pensando que es algo egoísta o narcisista. Nuestra mirada y experiencia es lo único que tenemos.
JCG: Los formatos utilizados, principalmente el 8mm y VHS, se deciden porque son registros ya existentes, ¿intentas darles alguna connotación en el producto final?
JD: Mi abuelo filmó en regular 8, mi papá grabó en VHS, y yo fui quien empezó con el video digital. Simplemente me dejé guiar por esa inevitable situación en la que nuestros recuerdos habían sido registrados. La película ya estaba hecha, yo solo la domé.
JCG: Hay registro de casi toda tu vida, ¿cuánto material revisaste? ¿Recogiste lo verdaderamente clave?
JD: Llené un disco duro de 500 GB con material de archivo que revisé más de una vez, creo que habrán sido entre 3 y 4 mil minutos. Sí, fueron meses de digestión. Supuse que de todo eso podría rescatar los 82 minutos que conforman hoy la película. Tuve la suerte que mis padres grabaron muchísimo material hasta acostumbrarnos a la presencia de la cámara y así poder capturar momentos de bella banalidad que tendemos a menospreciar. Y es esta misma la que nos une a todos sin exclusión dentro de la memoria colectiva.
JCG: La película es inclasificable, aunque el término «Experimental» soporta de todo.
JD: Creo que en este nuevo siglo ya es redundante hablar sobre los límites entre la ficción y el documental, o el mismo cine experimental. Deberíamos ya tener claro que todo es tan verídico como manipulado en el cine. Mucha gente tiende a catalogar mi película como experimental pero creo que sería meterla a un club al que no busco pertenecer. El hermetismo elitista de muchas películas de vanguardia es algo que me espanta, las técnicas experimentales que utilicé simplemente fueron la forma más fidedigna que encontré para retratar la experiencia neurológica que presencié. Más bien invito a todos a ver Reminiscencias como una ficción, así no se distraen con tonterías.
JCG: Si no es el corte final de tu película, ¿qué tienes por agregarle?
JD: Si cambio algo serían manías obsesivas que seguro nadie notará, pero me dejará dormir en paz. Tal vez la siguiente semana me den ganas de sacar o añadir un plano y lo haré. Eso es lo bueno de tener control total sobre mi material: el poder modificarlo cuando me dé la gana. Sé que habrá un punto en el que tenga que cortar el cordón umbilical, pero hay tiempo hasta que consiga el dinero para la posproducción de imagen y sonido. De todas formas, este corte es bastante fiel a lo que busco y se puede mostrar.
La idea es que se dé la chance para que en mi propio país puedan hacerse una opinión tabula rasa sobre esta película. En contraposición al previo circuito festivalero que normalmente recorren las películas peruanas condicionando nuestra apreciación. Además es saludable que se genere mayor dinamismo en la movida local, así la retroalimentación entre los cineastas, críticos y espectadores da frutos mucho más rápido. Por eso que es también importante organizar un circuito de estrenos no comerciales por salas culturales que trabajen en conjunto en vez de competir.
JCG: Lamentablemente para muchos las películas no existen si no pasan por los multicines. ¿Cuáles son los canales por los que pretendes masificar Reminiscencias?
JD: El objetivo que me he trazado es llegar a multicines, en verdad quiero que se vea masivamente, no la hice para mi clóset ni para los cinco gatos que van a cine clubs sin ser invitados. Me encantaría ver el póster de Reminiscencias junto al de Crepúsculo y comer canchita mientras la gente pide que le devuelvan el dinero. Haré el intento esperando poder contar con apoyo en distribución de fondos extranjeros para amortiguar el riesgo (que para eso existen). Mucha gente cree que es imposible exhibir comercialmente algo como mi película, pero por eso mismo me lo he propuesto. No importa si fracasa en taquilla, llegar a cartelera sería ya un triunfo. En el peor de los casos la distribuyo por licencia Creative Commons en Internet como hice con David Oct. ’99 o dejo una copia en Polvos Azules. Creo que más bien una película no existe si no es pirateada.
Vean el tráiler de Reminiscencias:
La podrán ver en las siguientes funciones en Lima y Chiclayo:
Viernes 30 de abril a las 7:30pm en el Centro Cultural Cafae (Av. Arequipa 2985, San Isidro)
Lunes 3 de mayo a las 7pm en el cine club de la Universidad Cayetano Heredia (Av. Armendáriz 445, Miraflores)
Jueves 6 de mayo, 7:30 p.m. Universidad Tecnológica del Perú, auditorio «Elisa Toullier de Valcárcel» (pabellón «F», 3º piso)
Viernes 14 de mayo 7:30 pm Cine Club Lambayeque Vivo. Auditorio de la Dirección Regional de Cultura (Av. Luís Gonzáles Nº 345- Chiclayo)
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