Este es el listado de mis mejores películas del 2012 exhibidas en el circuito comercial.
1. Hugo Cabret. Scorsese recurre a lo mejor de la técnica cinematográfica –es decir, el lenguaje audiovisual técnicamente más evolucionado desde y a partir de Melies– para contar una enternecedora historia sobre… Melies. Incluye reconstrucción histórica, aspectos documentales y música encantadora. Muy rica en lo formal, muy convencional en la (no obstante eficaz) estructura narrativa. Maravilloso homenaje al cine.
2. Una separación. Describe la imposibilidad de la ley para abarcar las posibles situaciones en las que pueden enfrentarse los seres humanos; por tanto, la imposibilidad de hacer justicia en un contexto donde los involucrados no son del todo culpables ni del todo inocentes, debido al peso de condicionamientos religiosos, sociales y personales. Notable guion, con un uso preciso del dato escondido.
3. Deseos culpables . Sexo frío para el nuevo siglo: una adicción que se explica principalmente por la culpa. Pese a este enfoque legítimo aunque conservador, la cinta sale adelante por su ritmo intenso y controlado, sus desnudos dramáticamente justificados y dosificados, el tempo lento, contemplativo pero no moroso, aristas transgresoras en el relato y actuaciones sobresalientes (particularmente de Michael Fassbender), entre otras notables cualidades.
4. Albert Nobbs. Reconstrucción histórica con H mayúscula. Ambientada en el Londres de la revolución industrial, muestra una estructura social fuertemente clasista, con escasa movilidad social ascendente y donde se describen las bases sociales e históricas del lesbianismo y el travestismo. Debido a la preeminencia de los factores histórico concretos, el filme ofrece giros dramáticos originales y situaciones insospechadas. Gran actuación de Glenn Close.
5. Poder y traición. Transformación de un joven operador político que a partir de un error de buena fe descubre que la lealtad se puede trocar fácilmente en traición, dependiendo de las circunstancias y de factores que no siempre se pueden controlar durante una hipotética campaña electoral demócrata en EUA. Actuaciones notables de Ryan Gosling, Philip Seymour Hoffman y George Clooney, quien además es el director.
6. La piel que habito. Nuevo ejercicio del siempre insólito Almodóvar, quien juega con desenfado y cinismo un drama con connotaciones de ciencia ficción y terror, pero sin salirse de su habitual y convincente manejo de una dramaturgia extravagante. Lo que siempre me admira, en estas circunstancias, es su capacidad para hacer verosímiles las desventuras de sus personajes. No obstante, tiene obras mejores.
7. ¿Sabes quién viene? Sin ocultar su fuente teatral, Polanski logra crear una obra cinematográfica apoyada en una planificación eficaz, desarrollada en un pequeño departamento y con un gran guion, que va desde la discriminación y el presunto bullying hasta la crisis del matrimonio, con un final irónico en un plano en exteriores con el que se abre y cierra la película.
8. Argo. Sólida película de Ben Affleck, dentro de la mejor tradición clásica del cine estadounidense. Simpática y mordaz descripción del mundo de Hollywood, aunque luego el filme caiga en la conversión de un desastre político de los EUA en un acto de heroísmo, con final convencional aunque eficaz. Con todo, cinta relevante.
9. El árbol de la vida. Obra maestra fallida. Aunque visualmente es extraordinaria y homogénea, narrativamente presenta excesos (que llegan a la mostración del origen del universo y de la vida), vacíos y desquebrajamientos que apuntan a una intención religiosa que cinematográficamente no llega a cuajar. Pese a ello hay que destacar la audacia, el esfuerzo por crear nuevas formas de expresión estética y el talento indudable de Terence Malick.
10. Un Papa en apuros. Devastadora y mordaz mirada sobre la curia vaticana. Realmente insólita la imagen de un Papa que sufre un ataque de pánico ante la posibilidad de no poder sobrellevar la responsabilidad luego de su elección por un cuerpo de cardenales intrigantes. Lo más divertido es la seriedad de esta comedia de Nanni Moretti.
Otras varias buenas películas que merecen mencionarse son: Los descendientes (va más allá de la tragedia personal, hacia las raíces culturales), Amigos (simpáticos y sorprendentes contactos interculturales, pero sin idealizarlos), A Roma con Amor (obra de tono menor donde Woody Allen utiliza el azar y el pensamiento mágico para responder y repasar algunos temas de la vargallosiana «civilización del espectáculo»), los biopics J Edgar y La Dama de Hierro, El Artista (mudo, leve y fugaz homenaje al cine clásico de Hollywood), las abigarradas, pero con buenos momentos, Batman: El Caballero de la Noche Asciende y la argentina Elefante Blanco; así como Toda una vida (describe con brío y frescura la felicidad de una pareja veterana que vive rodeada de tragedia y depresión), El espía que sabía demasiado (ilustra la atmósfera de El Topo, la famosa novela de John Le Carré, con Gary Oldman haciendo una caracterización inusual en él) y Vidas Cruzadas (sobre la segregación racial de las empleadas domésticas en el Sur de EUA durante los años 50 del pasado siglo).
Entre las seis películas nacionales que vi en 2012, me parecen las mejores Lima 13 (por fin un realizador local que cuenta su historia con la cámara -planificación, encuadres y angulaciones con fines expresivos, movimientos de cámara-, muestra la Lima que conocemos como si fuera otra, plantea que los sentimientos compartidos pueden superar la discriminación y utiliza una más que notable banda sonora), Lima Bruja (un documental donde el material testimonial ha sido perfectamente organizado, sin que falte ni sobre nada, puesto al servicio del descubrimiento de una tradición cultural viva en los Barrios Altos) y Chicama (un ejemplo de visión personal del cine que se abre paso, pausadamente, desde Trujillo), mientras que Casadentro no deja de ser interesante en su planteamiento parsimonioso.
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