El crítico debe ser conciente de sus condicionamientos
Y llegó el día que los críticos peruanos decidieron agruparse. La flamante Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica es una institución inédita en nuestro país, cuyos principales objetivos son el fortalecimiento de la práctica del periodismo cinematográfico especializado y la mayor difusión a nivel nacional de la diversidad y complejidad del cine como expresión cultural y artística. Nuestro compañero Juan José Beteta, comunicador multifacético –periodista, crítico, poeta– y redactor de Cinencuentro, es el Presidente de la primera directiva, y en este diálogo dibuja el perfil de la criatura.
Juan José, ¿en qué contexto se crea la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica?
La asociación surgió por iniciativa de Klaus Eder, secretario general de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica – FIPRESCI, en agosto de 2006, en el marco de su visita a Lima como invitado del Festival ElCine del Centro Cultural de la Universidad Católica. Pero hay que recalcar que, sin dejar de afiliarnos a la FIPRESCI, nuestro interés ha sido fundar una asociación de carácter nacional, no sólo limeña incluso, sino la idea es ampliar la convocatoria a provincias. No estará dedicada a ser una tertulia sobre películas, que para eso no es necesario crear una institución porque se hace cotidianamente entre nosotros.
El objetivo es organizar actividades de promoción (conferencias, mesas redondas, festivales) y reflexionar sobre la crítica de cine en un boletín, en principio electrónico, que además permitirá dar un espacio a los colegas que por algún motivo no estén publicando en un medio.
Hace casi medio siglo existe en el Perú, pese a las interrupciones y a las numerosas revistas desaparecidas en el camino, una tradición crítica más o menos continua, pero nunca hubo el interés en crear una institución de este tipo. ¿Cómo entiendes, cómo asumes la formación de esta asociación?
Estamos en una etapa de transición, en la que una nueva generación de críticos jóvenes son la base de esta asociación, también hay treintones y algunos se acercan a los cincuenta, como yo, pero somos una minoría. El objetivo de esta franja de nueva crítica es crearse un espacio propio sobre el cual opinar y desarrollar. La idea es que la crítica se afiance, se capacite y, optimistamente, se recree, en beneficio del público que gusta del cine y consume los medios especializados.
¿Qué sientes cuando la crítica se esfuerza en juzgar el cine más comercial, rutinario y de fórmula, y la gente igual llena las salas?
Bueno, la gente llena las salas de distintas formas. Por ejemplo, en Cajamarca, Ayacucho, Puno y otras zonas del país, hay llenos totales para películas peruanas, realizadores que ya van por las ocho cintas, y las pueden hacer únicamente en base a la taquilla. Eso revela que ahí hay un movimiento, digamos, subterráneo. Otro fenómeno interesante es el de Internet, los blogs, que no es propiamente sala llena, pero son páginas vistas (Cinencuentro, por ejemplo, no baja de ciento cincuenta mil al mes). Esto demuestra que hay vías alternativas a los blockbusters y el sistema de distribución convencional. Y en tercer lugar, se consigue mucho cine nuevo, hay mucha apetencia por un cine distinto, ya hay un público potencial. Entonces, los críticos debemos promover lo nuevo, tanto en el cine peruano como en el internacional.
Pero aún la distribución comercial marca la pauta y ahí el crítico tiene muy poca influencia, a diferencia de cuando difunde y recomienda un estreno de otras características.
Bueno, yo nunca he pensado que la crítica pueda cambiar el sistema de distribución. Creo que nuestra misión es despertar el sentido crítico en el público, no reemplazarlo con nuestras opiniones. Eso también tiene que ver con una misión pedagógica, debemos ilustrar cómo se articulan los mensajes a través del lenguaje audiovisual en su manifestación fílmica. Lo otro excede nuestras posibilidades. Estas concepciones, que son personales, se entroncan con algo mayor que es la lucha al interior del país para que haya políticas de protección de la cultura local.
Hay dos formas de integrarse a la globalización: uno, cayendo en la homogenización cultural, que no creo que por más esfuerzos económicos que se hagan vaya a prosperar más de lo que ha prosperado, y dos, desde el punto de vista de la diversidad, por el que tenemos la gran oportunidad de mostrarnos con todas nuestras diferencias en todos lados. Para eso es necesario que los gobiernos y los estados tengan políticas proteccionistas de la cultura propia y propicien la creación de las industrias culturales nacionales, como existen en la India y otros países. Por eso mencionaba que pese a la fuerza de los blockbusters, en muchas ciudades del interior del país hay un público masivo que permite la existencia de un embrión, de una protoindustria cinematográfica que tiene una regularidad de producción que ya quisieran otros realizadores tener en Lima. Es algo muy positivo, y en eso creo que debemos unirnos con los cineastas y jugar un rol político también, sin perder de vista las dos funciones básicas de la crítica, esclarecedora y pedagógica.
A propósito de políticas gubernamentales, ¿la asociación tiene una posición sobre las demandas de los cineastas en la campaña Perú en pantalla?
Bueno, como institución recién está formalizándose y dando los primeros pasos. Este tema aún no se ha discutido. Mi posición es a favor de que se cumpla la ley, se deben entregar los fondos previstos por ley para que nuestra cinematografía se desarrolle favorablemente.
¿Qué películas peruanas has disfrutado?
Es una pregunta difícil de responder. Tengo una visión ecléctica y apasionada. Creo que el crítico y todo aficionado también, debe aceptar distintas escuelas de cine. Actualmente no existe un “cine peruano” como una corriente formalizada en base a teorías o escuelas, sino como muchas individualidades. Últimamente, he disfrutado de algunos filmes peruanos, como Días de Santiago, La prueba, Madeinusa, en los que no coinciden mayores elementos. Asimismo, me gustó Mañana te cuento, que creo no debe menospreciarse, es una manifestación de la cultura postmoderna, relativista y superficial, pero que es parte de nuestra época, le veo bastantes valores, considerando el presupuesto que tenía. El final me parece bueno, sobre todo porque cambia el patrón de una película vacilona por algo distinto. No se le puede pedir más de lo que pretende. Dentro de sus límites, creo que está bien.
¿El cine peruano debe apostar por la producción comercial para fortalecerse económicamente?
Lo ideal es que se haga un cine que pueda autofinanciarse y al mismo tiempo lucir valores artísticos y culturales. El gran reto, lo más difícil, es que se cumplan ambas condiciones. En algunos grandes autores, como Scorsese, se puede ver que dentro de un promedio general altamente profesional se alcanzan cimas expresivas, algunas obras maestras, y otras que no lo son tanto pero que son buenas películas comerciales. Otro caso paradigmático es Hitchcock, cuyo objetivo era eminentemente comercial, pero el resultado arrojó una serie de obras maestras y dejó escuela.
¿Cuál fue tu primer acercamiento a la crítica de cine?
Primero fue la afición cinéfila, cuando ingresé a la universidad. Me convertí en adicto al cine. A veces veía dos veces un filme en el mismo día. Iba a todos los cineclubes, leía mucho sobre cine. Cuando empecé a leer periodismo y aprendí las pautas del género, comencé a adoptar un lenguaje periodístico en las cosas de cine que escribía. Mi evolución ha sido de una alta formalización, con un lenguaje muy técnico, influido en parte por mi paso por el Taller de Robles Godoy, a la lectura de diferentes críticos. Creo que uno no se debe guiar sólo por una escuela, sino beber de varias, comprenderlas y juzgar a partir de un punto de vista independiente. Hasta donde sea posible, porque también hay que ser conciente de los condicionamientos.
Las escuelas están condicionadas por las películas que han visto los autores. Por ejemplo, la nueva ola surgió contra un cine más tradicional, el francés “de qualité” como le decían, bajo la inspiración del cine norteamericano. Lo que no entraba en el esquema de éste se descartaba, y estaba mal. Incluso una posición proponía que el montaje de Eisenstein era primitivo, atrasado, y entonces se le descalificaba como un producto anterior al “nuevo descubrimiento”, y eso es absurdo, tanto que algunos directores modernos han retomado a Eisenstein y lo han desarrollado más, como Oliver Stone. Hay que juzgar la obra entendiendo porque está hecha de cierta manera.
Y siempre habrá un sesgo.
Sí, es inevitable, pero no es lo principal.
En tu niñez o adolescencia, ¿leíste críticas en alguna revista o algún periódico?
No, recién fue cuando ingresé a la universidad y me cambió la vida. Eran los años setenta. Ahí descubrí a los críticos y llegué a obsesionarme viendo qué dogmáticos eran. Siempre he pensado distinto de esa metodología.
Enlaces relacionados:
- Críticas de Juan José Beteta
- Junta directiva de la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica
- Nace la Asociación Peruana de Prensa Cinematográfica
- Beteta Episodio 3.1
Entrevista y transcripción: Gabriel Quispe
Fotos: Mary Panta
Edición: Antolín Prieto
Lima, diciembre de 2006
2 respuestas a “Entrevista con Juan José Beteta”
HOla juan jose, de repente ya ni te acuerdas de mi pues hace años que no nos vemos. suerte en tu nueva faceta. El cine club del B.C.R te extraña. Me gusto tu critica de «Cache», aunque creo que deberia ser màs corta,mas concisa. Pero bueno cada uno tiene su estilo. suerte nuevamente . Los amigos del grupo imagenes estaremos al tanto de la pagina web que anuncias.
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