Dir. Bill Condon | 118 min. | EE.UU. – Alemania
Alfred Kinsey, el hombre que sacó de la ignorancia sexual a la sociedad americana, llega ahora al cine y lo hace en esta lograda película que nos lo da a conocer, no solo como aquel visionario incomprendido y demolido por la ignorancia, sino como el ser humano que fue el que vivió detrás del escándalo y el éxito, el Kinsey que vemos (espléndido Liam Neeson) es un hombre casi antisocial que prefiere estar más con insectos que con personas (aunque sea un orador espléndido), de aquella pasión y paciencia por el detalle en su investigación es que surge el gérmen, o virus tal vez, de todo aquella exploración dentro de la conducta del fascinante ser humano. Mas allá de la reverencia por una figura de un luchador altruista, lo que nos ofrece el director Bill Condon (Gods and Monsters) es la visión de una vida llena de problemas, de ilusiones y caídas, y lo hace de manera clara confiando en la riqueza de sus personajes y su historia. No pretende mayor originalidad en su tratamiento y he ahí su honestidad y transparencia con la gran premisa de su film: que el conocimiento soluciona problemas contrario a lo que todavia promulgan muchos que es mejor dejar al mundo en la seguridad de su ignorancia. Tampoco la película es un panfleto, basta ver todos los aspectos poco agradables del profesor Kinsey o aquel momento con el pervertido que le dice «usted es más conservador de lo que pensaba». Condon cree en su personaje más allá de sus virtudes y defectos y en su pelicula mas allá de referencias y pretenciones, algo que solo podemos ver en muy pocos ahora como en Clint Eastwood.
Hay que ver de todas formas Kinsey , realmente lo único pecaminoso sería perdérsela.
Jorge Esponda
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