The Passion of the Christ
Dir. Mel Gibson | 127 min. | EE. UU.
Intérpretes:
James Caviezel (Jesús), Maia Morgenstern (María), Christo Jivkov (Juan), Francesco De Vito (Pedro), Monica Bellucci (María Magdalena), Mattia Sbragia (Caifás), Toni Bertorelli (Anás), Luca Lionello (Judas), Hristo Shopov (Poncio Pilato)
La película toma la porción de los evangelios dedicada al Via Crucis y hace de ella la apoteosis del sacrificio y agonía del ser más grande de todos los tiempos. Vemos un Cristo agónico y decidido a cumplir su misión hasta las ultimas consecuencias, pero apenas se percibe un diseño del personaje en el sentido más primario, es un monolito que quieto acepta el suplicio. La pasión de Gibson termina siendo Una serie de episodios que parecen el oasis de las fantasías mas reaccionarias.
Para nuestra cultura occidental, esta idea tan arraigada debe cumplir ciertos requisitos en cualquier representación y Gibson en apariencia cumple con ella de manera tan estricta y pasional. Se trata de una visión ortodoxa tal como lo exige la tradición y en este sentido también se ha levantado mucha polémica sobre la mirada que imprime Gibson respecto de las últimas horas del paradigma de la cristiandad, hechos históricos o míticos que van más allá de lo comprensible. La visión del director norteamericano entonces ha recibido tomatazos, botellazos, pedradas o por lo menos el rechazo por parte del aparentemente razonable espectador (el caso de The Last Temptation of Christ es sin duda el más recordado en este mismo apartado). Pero particularmente encuentro la película de Gibson todavía mas controversial que la de Martin Scorsese.
En la pelicula del 88 muchos no quisieron ver la versión mas humanizada, física y acaso más espiritual (en su mayor complejidad) de la pasión. Scorsese coherente con su idea nos presenta un personaje de varias dimensiones: como un hombre viviendo una existencia común, como el que por una voluntad tal vez ajena, cambia en razón de un ideal o tal vez por la locura. Scorsese nos presenta un hombre de carne y hueso (después de todo a pesar de su naturaleza divina Cristo nació de una mujer) de ahí la coherencia de su film.
La Pasión según Gibson nos presenta un Cristo agónico y decidido a cumplir su misión hasta las ultimas consecuencias, apenas si vemos un diseño del personaje en el sentido más primario, es un monolito que quieto acepta el suplicio pero sin que la pelicula lo justifique; es cierto que es una historia harto conocida pero la ficción aun así no sustenta nada de lo que vemos. En este punto sería interesante preguntarle su opinión a alguien que no tenga contacto alguno con la cultura judeo-cristiana.
Así la pelicula se convierte en un cúmulo de pasajes destinados a sobrecogernos con las peores atrocidades cometidas a un hombre. Todo esto le da a la película una apariencia de una porno sadomasoquista. Una serie de episodios que parecen el oasis de las fantasías mas reaccionarias: los romanos que azotan a Cristo deleitándose con su sucia labor, Barrabás aquí presentado como la cumbre de lo abominable (mayor incoherencia el que la gente lo elija para ser liberado) al lado del doliente, el demonio manifestándose en lo más obvio desde la serpiente hasta la podredumbre de un asno y peor con apariencia de andrógino (¿algun mensaje anti gay tal vez?). Después de la orgía de sangre (presentada con todo lujo de detalle) no queda nada ni siquiera algo de los mensajes del divino. A diferencia de lo realizado por Pier Paolo Pasolini en su magnifica Il Vangelo Secondo Matteo, otra adaptación “literal” de la pasión, no hay ningun instante en el que se deje al protagonista por lo menos un espacio para darnos a conocer algo de su mensaje, sus ideas, acciones o temores. Aquel filme de Pasolini era una película de ideas de una filosofía de vida, humana, conmovedora, algo de lo que carece esta otra fallida película.
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