28 Days Later…
Danny Boyle es una figura insólita en el panorama del cine actual. Luego de ser un personaje de culto gracias a Shallow Grave y Trainspotting, pasa a la pura comercialidad con la fallida The Beach (que tampoco estaba exenta de ambiciones que a la postre solo la perjudicaron) y de ahí nuevamente en sus predios británicos intenta volver con fuerza y he aquí que 28 Days Later parece conseguirlo.
Boyle pretende ser original a toda costa con un material tan al uso y a veces lo logra. La cualidad de su especial talento se ve reflejada en esa inquietante imagen del delgado y desconcertado protagonista vagabundeando y repartiendo «hellos» sin encontrar respuesta, de ahí se abre al terreno puramente terrorífico con la aparición de aquella mancha voraz e irracional tan característica de este subgénero, verdadera fantasía paranoica con la inmortal Night of Living Dead a la cabeza. El reciclaje que aplica Boyle condimentado con sus aportes le dan mucha eficacia narrativa que hasta puede ser considerada sumamente clásica aunque secuencias como la del supermercado resulten fuera de lugar tratándose de justificar como algo de matiz a las desbocadas secuencias con los infectados (otra referencia revulsiva) que son la alusión misma a los temores postmodernos.
El encuentro de los sobrevivientes que antes fue la ilusión de encontrar el paraíso en este súbito apocalipsis resulta para ellos otra nueva frustración, otra forma de infierno del que deben escapar. En esta parte Boyle se pone más sofisticado, incluso pone su aporte a las imágenes tremendista con Manchester en llamas a la cual tiene el tino de poner mas allá de lo que se puede distinguir. Aunque por ahí hay uno que otro detalle que empaña al final el desarrollo del plot, esta es una buena representante del estilo inclasificable de Danny Boyle.
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