Esta cinta del italiano Gabriele Salvatores lo tenía todo para ser un interesantísimo retrato de la infancia: en una región campesina del sur de Italia un niño se verá enfrentado a una primera prueba de madurez a hacer un siniestro hallazgo. La película se plantea en primer lugar observar al pequeño protagonista (Giuseppe Cristiano) y hacernos cómplices de su subjetividad, sus temores, sus decisiones, su forma de ver el mundo en especial el adulto, en este punto se encuentra lo más rescatable del film. Pero cuando entra a tallar el plot la película pierde rumbo y definición, avanza sin mayor inspiración tan solo retratándonos una anécdota criminal que incluso se traiciona a sí misma tornándose en lo más amable posible, basta con ver el desenlace, sin duda lo peor de la película.
En todo caso se agradece la presencia de Aitana Sanchez Gijón en el rol de la madre, al menos.
Jorge Esponda
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