Kingdom of Heaven
Dir. Ridley Scott | 145 min. | Reino Unido – EE.UU. – España – Alemania
Intérpretes:
Orlando Bloom (Balian de Ibelin), Eva Green (Sibylla), Jeremy Irons (Tiberias), David Thewlis (Hospitalario), Brendan Gleeson (Reynaldo), Marton Csokas (Guy de Lusignan), Liam Neeson (Godofredo de Ibelin), Alexander Siddig (Imad), Ghassan Massoud (Saladino), Velibor Topic (Almaric)
Nuevamente otra aventura épico-legendaria llega a las pantallas con los fastos de una superproducción, el encargado de llevar a cabo este espectáculo es el veterano Ridley Scott (Inglaterra, 1937) quien nos presenta un episodio histórico que no se veía hace mucho tiempo en el cine: Las Cruzadas. Más allá de las discusiones acerca de la pertinencia de estrenarla en tiempos de plena tensión entre oriente y occidente, lo que nos presenta el director es una cinta de acción que intenta seguir la línea de los más clásicos exponentes del género y lo consigue con suma eficacia.
Desde el arranque vemos una historia personal la cual se verá absorbida por una de tamaño colosal. Es cierto que el guión y el diseño de personajes es muy esquemático y finalmente apela a la corrección política. Balian (Orlando Bloom, convertido en el héroe absoluto de este boom del subgénero) y toda la galería de personajes se definen por trazos básicos que no requieren mayor complejidad: él es valiente y justo, el rey Balduíno es igualmente justo y además conciliador al igual que el sultán Saladin. En medio de ese juego de poderes y ambiciones, los villanos son villanísimos. No hay aquí necesidad de mayor complejidad aunque hay un personaje que si lo intenta: el Tiberias que interpreta Jeremy Irons suerte de líder leal pero a la vez lúcido y desencantado.
Scott conciente de ello le da a la cinta vuelo a partir de sus resoluciones y talento visual. Toda la iconografía gótica del medioevo está muy bien insertada dentro del film lo cual le da una apariencia bastante atractiva y hasta bizarra como la del rey. Pero son los momentos de acción y movimiento de masas las que se roban el show, momentos visualmente impresionantes como el encuentro del los ejércitos al mando de sus gobernantes o la estupenda parte final con el sitio a Jerusalén.
No hay que buscarle razones ni lecturas que ya son más que obvias, Kingdom of Heaven es una cinta que se complace en presentar un espectáculo apasionante que mantiene nuestra atención mucho más que todas aquellas fantasías acerca del reino de los cielos que intentan encontrar tan afanosamente sus personajes.
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