Birth
Aunque parecía que ya no se estrenaba finalmente hemos podido ver esta extraña película que tantos problemas en términos tanto de crítica y exhibición tuvo el año pasado. El inglés Jonathan Glazer (quien anteriormente realizó la interesante Sexy Beast) nos presenta otro relato sobre los fantasmas del pasado regresando para alterar el aparente orden que han establecido a su vida sus protagonistas. Pero ahí donde Sexy Beast jugaba con el humor y los códigos gangsteriles, Birth se mueve en terreno mas sutil, abierto al lirismo más sugerido, algo que no consigue a plenitud.
Ver como guionista al francés Jean-Claude Carrière nos explica adonde es que apunta el film de Glazer: al surrealismo buñueliano. En si esta película parece un compendio de ideas del sutil y onírico estilo del español en especial a El Discreto Encanto de la Burguesía, ahí está la familia de clase alta que ve alterado su mundo por la intromisión de lo insólito encarnado esta vez en las inocentes facciones de un niño, quien en la mayor representación del romanticismo surrealista viene a reclamar al amor de su vida la bella y triste Anna (una siempre adecuada y sobria Nicole Kidman). Pero si Buñuel era un genial creador de atmósferas sugerentes que albergaban sus ficciones y visiones críticas de la sociedad, aquí lamentablemente no se desarrolla al menos a plenitud. Es ciertamente aceptable la manera como nos va presentando a la familia interesado y asustada a la vez alrededor del pequeño Sean, y se logra hacer creíble la inverosimilitud, pero los giros posteriores para resolverlo son los que socavan un trabajo que mantenía hasta ese momento cierto interés. Lejos de la ambigüedad buñueliana la película opta por el triunfo de la razón pero de manera abrupta y desconcertante.
Hay momentos verdaderamente notables a pesar de todo: la idea que socava los sentimientos duramente paliados de la protagonista magníficamente representados en un largo plano secuencia con su rostro desconcertado presenciado una ópera, o aquella del concierto de cuerdas en la casa de los estirados espectadores que acaba con la violenta reacción del rival del reencarnado (Danny Huston, hijo del gran John) momento más cercano a Buñuel en imágenes que toda aquellas ideas oscuras alrededor la necrofilia y la pedofilia.
Proyecto difícil el que se impuso Glazer puesto que requería a una capacidad realmente notable para presentar las manifestaciones del inconsciente en su forma mas tranquila, sugerida, que solo imaginar lo que hubiera hecho el gran Buñuel con este material.
Jorge Esponda
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