Cursed
Tras una larga ausencia el especialista en el horror Wes Craven regresa, y lo hace ya no creando sus propios monstruos sino tomando a unos de los más clásicos como lo son los hombres lobo. Daba verdadera curiosidad ver nuevamente a Craven retomando el género luego de Scream y su declaradísima autoconciencia, pero ya nos hacia temer lo que vemos en su nueva película que resulta un desganado rutinario encargo.
Detrás de otros seres antológicos provenientes de los sueños o pesadillas que nos ha entregado el cine, el licántropo ocupa un lugar tan trágico como ellos pero mucho más exacerbado. Su lado terrorífico surge como una manifestación del inconsciente, verdadero lado animal de un ser que olvida su naturaleza o cultura civilizada. La historia fílmica de este ser tiene de todo desde sus primeros close up con los rostros de Lon Chaney Jr. o Michael Landon hasta retorcerse en variaciones de lo mas estrafalarias tanto como lo admite el fantastico, acaso la cumbre sea An American Werewolf in London, estrafalario y renovador acercamiento a cargo de John Landis.
Ahora Craven lo toma no para jugar nuevamente los códigos del género sino simplemente para ejecutarlos sin mayor convicción. Mantener su sito en la industria no es fácil así que opta por un film sin ínfulas como los que le dieron cierto nombre, aquí se dedica a presentarnos a su monstruo-estrella en medio de un ambiente cool y a la onda, el por chispazos ingenioso Kevin Williamson sigue esta línea impuesta al proyecto y elabora una anécdota que no reviste mayor interés que presentar una serie de clichés de cinta juvenil con pretendidos giros y sustos programados. Lástima, alguien con ya una fama tenia la posibilidad de realizar algo más que solo esta mediocre y por momentos involuntariamente risible nueva incursión de los seres lobo en la pantalla. Ni Christina Ricci salva la visión de este film.
Jorge Esponda
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