Deus e o Diabo na Terra do Sol
Siguiendo los pasos de varias cinematografías en todo el mundo, Latinoamérica se abrió paso también a los nuevas corrientes surgidas a fines de los años cincuenta, indagando en su propia cultura y con vocación contestataria los nuevos cineastas de la época intentaron dotar de identidad a Latinoamérica lejos de los estereotipos que habían sido diseminados por visiones ajenas. El brasileño Glauber Rocha consiguió desarrollar en su cine esa ambición en películas que resultaban experiencias casi explosivas, coloridas pero a la vez difíciles. El llamado Cinema Novo aunque breve, debido a su vocación poco comercial, fue el más significativo del continente, visto ahora por nosotros posee esa cualidad tan intensa y fresca como la que poseen otras célebres creaciones del cine europeo, asiático, o el independiente americano de ese momento.
Deus e o Diabo na Terra do Sol ha pasado a ser uno de los paradigmas del cine visto como expresión cultural, personal, política y religiosa, en un todo apasionante e indivisible. Rocha construye ante nosotros una representación de sus más feroces ideas sobre su historia y su cultura que aquí alcanzan el grado de alucinación, de danza folklórica a la vez festiva y brutal. Aquí vemos la historia de una pareja viviendo en la mayor miseria que se ve obligada a huir por el sertao brasilero, apenas si son el hilo conductor de una historia que amalgama la tradición, la leyenda, el misticismo, la historia, la esencia misma de su pueblo, de los resentimientos por las diferencias sociales, por el cristianismo pagano, la santería y la revolución, todo estalla en imágenes de poderosa imaginería. Los pobres necesitan un refugio ante la desesperanza, necesitan algo en que creer, alguien a quien seguir. La personificación de sus plegarias llegara en dos formas: como el bendito Sebastiao , suerte de Cristo moreno y como el desalmado Corisco (secuaz del legendario Lampiao) convertido en el último de los cangaceiros perseguido por Antonio Das Mortes. Historia y leyenda se confunden mientras que los pobres aprenden que las cualidades de uno son los vicios del otro. Rocha de rienda suelta a su vocación política, los personajes sueltan sus parrafadas subversivas, surge la teatralidad dentro de su insólita épica. Aquí la única solución viene con el derramamiento de sangre como sacrificio en el altar o como sedición y destrucción disfrazada de rebelión, Rocha fue consiente de los peligros que también traen consigo los actos contra la opresión, y así es como nos presenta esa dualidad, esos dos antagonistas en medio de los que no saben a quien seguir.
Esa volcánica ideología llegó en su momento preciso como no pudo haberlo sido ni antes ni después, el director tan pasional como el solo desarrolla una genial maestría, que supera esa apariencia tosca y burda, como de película aun por terminarse, su capacidad de creador visual e ideólogo es resistente a esas imperfecciones de orden técnico que mas bien se vuelven el símbolo mismo de su cine como artefacto que estalla ante nosotros. Obra maestra incorregible e inintercambiable Deus e o Diabo na Terra do Sol sigue conservando después de mas de cuarenta años toda su fuerza cataclísmica.
Jorge Esponda
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