Dark Water
El reciente cine de terror japonés ya se ha hecho un lugar dentro del panorama actual y directores como Takashi Miike o Shinya Tsukamoto ya se han convertido en creadores de culto. Dentro de esta promoción se encuentra también bendecido por el éxito Hideo Nakata quien a partir de Ringu se convirtió en una de las estrellas de la movida fantástica nipona (con un no menos exitoso remake hollywoodense). Nakata nos plantea un cine fantástico menos aparatoso que lo habitual, lleno de sugerencias, que no hace sino acrecentar las propias paranoias. Lección que aprende de los clásicos y que asimila con creatividad. Dark Water es más lograda que Ringu en ese sentido.
Aquí nos presenta la historia de una madre recién divorciada que se aloja en un viejo edificio de departamentos para huir tanto de su desagradable separación como del acoso de constantes alucinaciones que acaso remiten a una infancia triste. Tales son las circunstancias en las que la protagonista recibirá la intromisión de lo insólito, aparentemente tan banal como el que tus descuidados vecinos de arriba dejen salir el agua que te cae a cuenta gotas. Casi como pequeñas explosiones irán despertando la ansiedad y desesperación que subyace detrás de la normalidad. Mucho de Polanski no le falta a esto que condensa lo mejor de la película.
Nakata es hábil para narrarnos este cuento sin que desfallezca en interés, durante hora y media asistimos junto a la protagonista a esta historia de asombro y temor con la precisa dosis de incertidumbre que hacia los mejores momentos de Ringu. Habría que tener regularmente mas muestras de la ya prolífica nueva cinematografía japonesa, una película como esta demuestra que hay mucho y mas variantes que solo la presencia de Takeshi Kitano.
Jorge Esponda
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