Himalaya – L’enfance d’un chef
Dir. Eric Valli | 104 min. | Francia – Suiza – Reino Unido – Nepal
Intérpretes:
Thinlen Lhondup (Tinle),
Karma Wangiel (Passang/Tsering),
Lhakpa Tsamchoe (Pema),
Karma Tenzing Nyima Lama (Norbou),
Gurgon Kyap (Karma)
Estreno en Perú: 17 de noviembre de 2005.
El anciano Tinle recibe la noticia de la muerte de su hijo, quien era el jefe de una aldea en las alturas de Nepal, ahora Tinle se empeña en liderar la anual caravana de yaks que comercian con sal y la intercambian por granos. No es una tarea fácil y a pesar de los embates de la naturaleza y la agreste geografía se enfrentará a la titánica labor.
Fue en el año 2002, en el Sexto Encuentro Latinoamericano de Cine de Lima que pudimos ver este filme del que prácticamente no sabíamos nada, excepto que ocurría en las alturas de la cadena montañosa más elevada del mundo, el exotismo de la propuesta impulsó nuestra curiosidad (¿cuántas veces no es así?) como veremos más adelante la experiencia resultó ampliamente gratificante.
Empecemos por contar que la historia sucede en la región de Dolpo en el noroeste de Nepal, aquí conocemos a Tinle, el anciano más prominente de la aldea que recibe la noticia de que su hijo mayor, el jefe del pueblo, ha fallecido en un accidente. Este hecho, de por sí grave, lo es más ahora que la aldea se prepara para la anual caravana de yaks, que llevan la sal (único producto de valor que tienen) para intercambiarla por granos en los pueblos de las llanuras. El jefe es quien guía tradicionalmente la caravana y ante su muerte deben elegir al sucesor. Tinle es el encargado de la elección y a pesar de ser Karma el más calificado, se niega a aceptarlo pues lo acusa de la muerte de su hijo.
El conflicto está planteado, el viejo Tinle decide asumir la tarea de liderar la caravana, pero sabiendo su debilidad va en busca de su hijo Norbou, quien ha elegido el camino religioso y es un lama recluído en un monasterio budista, al mismo tiempo decide llevar consigo a Passang, su hijo menor -un niño aún- para que empiece su aprendizaje. Pero Tinle, apegado a las tradiciones, aguarda la fecha ritual para la partida, dilatando las posibilidades de cruzar con éxito los nevados senderos que empiezan a cerrarse.
Por otro lado Karma, joven y decidido, decide hacer las cosas por su cuenta y toma la decisión de partir con sus rebaños antes de la fecha ritual, lo siguen los más jóvenes de la aldea, dejando atrás a los seguidores del viejo Tinle.
A partir de aquí vemos el titánico esfuerzo de Tinle, quien obstinadamente se empeña en alcanzar al aventajado Karma, para hacerlo deja de lado precauciones y toma desvíos y rutas peligrosas que lo acercan temerariamente a la desgracia.
Como vemos estamos ante una historia de enfrentamiento y valentía, una especie de western tibetano, que cuenta con varios puntos saltantes, impresiona en primer lugar la excelente fotografía que capta con aplicado verismo la vida y afanes de las gentes que habitan “el techo del mundo”, es apabullante la visión de la caravana que atraviesa la vastedad de las elevadas estepas, contrastada sobre el fondo de las altas murallas pétreas, o el paso por las cumbres nevadas exentas de todo truco de postproducción.
Hay una secuencia que es probablemente la más dramática del relato, cuando la caravana atraviesa un atajo, apenas un hilo de sendero en los bordes de un abismo por el que caben con las justas los animales y sus pesadas cargas, el suspenso y la angustia del paso es sentido por nosotros como si estuviéramos en el propio trance de esquivar el paso en falso que lleva a una muerte segura.
El acento documental que sentimos en todo el relato se debe a la propuesta del director Eric Valli (Francia, 1952) quien conoció el Dolpo hace más de dos décadas y ha vivido con los dolpopas por largas temporadas. Valli buscó para los roles principales a personas que en la vida real hicieran lo mismo que los personajes, así Tenzing Nyima Lama (Norbou) es realmente un lama, Gurgon Kyap (Karma) se desempeñó como yakpa, un conductor de caravanas y el magnífico Thinlen Lhondup (Tinle) es un real conductor de su pueblo y ha sido amigo de Valli hace más de 20 años, según el director fue Thinlen quien motivó la realización de la película.
Una mención aparte merece el productor francés Jacques Perrin, en cuyos créditos encontramos trabajos como Microcosmos (1996) y el excelente documental Nómades del Viento (Le peuple migrateur, 2001), así mismo hay que mencionar a Bruno Coulais como habitual creador de la música en los filmes producidos por Perrin.
En resumen podemos decir que estamos ante un filme que explora el alma de un pueblo que se empeña en sobrevivir de acuerdo a sus tradiciones y creencias, en estos tiempos de globalización y estandarización “made in Hollywood” esta película es un buen ejercicio de conocimiento de otras realidades, de observar con respeto a una cultura desconocida para nosotros, no podemos más que alabar el trabajo de Valli y su equipo, al respecto el director resume su experiencia en las siguientes palabras:
Sólo quise mostrar la vida de estos hombres, sus debilidades, su belleza y su humanidad. Mi amigo Norbou, lama y pintor, decía que teníamos que hacer este film como un testimonio, antes que las tradiciones se mezclen y desaparezcan, como la nieve se desvanece bajo los rayos del sol”
Luis Ramos
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