Kung-Fu
Dir. Stephen Chow | 95 min. | China – Hong Kong
Intérpretes:
Stephen Chow (Sing),
Yuen Qiu (la casera),
Yuen Wah (el casero),
Leung Siu-Lung (La bestia)
Estreno en Perú: 17 de noviembre de 2005
Sing es un aprendiz de gangster sin suerte que quiere ser parte de la temida Banda del Hacha, sus intentos terminan por enfrentar a la pandilla con los pacíficos habitantes de un suburbio en Shangai, pero nada es lo que parece. Una comedia de artes marciales que por encima de toda coherencia mezcla la acción de las películas de Bruce Lee, los efectos de Matrix y el humor del coyote y el correcaminos.
A mediados de 2001 una película empezó a ser catalogada como la más entretenida versión de las artes marciales de los últimos tiempos, se trataba de Shaolin Soccer que mostraba un grupo variopinto de fracasados que competían en un torneo futbolístico llevándose de encuentro a todo rival a punta de sabiduría china y efectística de alto calibre. La película fue un enorme éxito de taquilla e impulsó la fama de su director y actor principal Stephen Chow (Hong Kong, 1962) fuera del circuito asiático, donde ya era una gran celebridad.
Es gracias al éxito de Shaolin Soccer que Chow puede llevar a cabo su proyecto más ambicioso (antes había protagonizado más de 50 filmes y dirigido 6 de ellos). Con el apoyo de la Columbia Pictures protagoniza y dirige Kung-Fu (traducida “brillantemente” como Kung-Fusión), que desde el titulo declara sus intenciones y supone un apuesta mayor en el cine de acción asiático.
Estamos en el Shangai de los años 40, la ciudad está tomada por bandas organizadas que hacen y deshacen a su antojo, impera la ley del más fuerte. Sing (Stephen Chow), un aprendiz de gangster sin suerte lo sabe bien y trata de incorporarse a la Banda del Hacha, la mafia dominante. En busca de hacerse de un record criminal va a los suburbios de la ciudad a extorsionar a los habitantes de un bizarro conglomerado de viviendas llamado Pig Sty Alley (Callejón del orzuelo del cerdo), donde habitan en pacífica coexistencia un variado muestrario de típicos personajes chinos, todos bajo el férreo mandato de una particular casera, pronto Sing se dará cuenta que aquí tampoco podrá hacer de las suyas, pues muchos de los inquilinos esconden habilidades insospechadas en el manejo de las artes marciales.
A partir de aquí Sing se verá envuelto en una trama de combates de artes marciales, cada una más extraordinaria que la anterior (en el modelo de las luchas de Bruce Lee en Operación Dragón y Tower of Death) e involucrará a la Banda del Hacha en una lucha sin cuartel con los habitantes del citado callejón. En el camino, Sing a fuerza de golpes irá descubriendo que posee habilidades insospechadas.
Estamos entonces ante una historia que muestra el itinerario del héroe, que tuerce su destino de villano para encontrar en sí mismo el camino a la realización. Felizmente
la película no se toma con seriedad el tema y más bien lo matiza de abundantes gags, unos más logrados que otros (el obeso compañero de Sing por ejemplo, le hace un flaco favor a la película)
La cinta exhibe un amplio muestrario de influencias que van desde las películas de Bruce Lee (de quien Chow es admirador confeso) hasta la concepción visual y efectística de Matrix pasando por las historias animadas de Tex Avery y Chuck Jones (El coyote y el correcaminos). Las líneas del relato no siempre se resuelven con acierto (los flashbacks a la infancia del héroe son penosos) pero la construcción de los personajes no tiene pierde, destacan el par de músicos ciegos que se valen de un instrumento para emitir golpes mortíferos o el formidable personaje que es La Bestia, el adversario más peligroso de todos.
El casting aquí es notable, para ello Chow buscó a verdaderas leyendas de las artes marciales a quienes rinde homenaje, están por ejemplo Yuen Qiu (la casera), Yuen Wah (el casero) y Leung Siu-Lung (La Bestia, considerado uno de los tres dragones junto con Bruce Lee y Jackie Chan). Además contó con el invalorable apoyo del maestro Yuen Woo-Ping (el responsable de las alucinantes coreografías de El Tigre y el Dragón, Matrix y Kill Bill)
La carrera de Stephen Chow ha entrado en un segundo tiempo más que interesante, sin necesidad de plantear argumentos innovadores o rebuscados, ha construido un cine de humor directo, bien llevado en el ritmo y de cara a la gran platea. Ya se anuncia la secuela de Kung-Fu para el 2006, esperemos que no corra la suerte de tantas desafortunadas segundas partes (¿alguien dijo Matrix?)
Luis Ramos
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