Der untergang
Dir. Oliver Hirschbiegel | 156 min. | Alemania – Italia – Austria
Intérpretes:
Bruno Ganz (Adolf Hitler)
Alexandra Maria Lara (Traudl Junge)
Corinna Harfouch (Magda Goebbels)
Ulrich Matthes (Joseph Goebbels)
Juliane Köhler (Eva Braun)
Ulrich Noethen (SS Heinrich Himmler)
Heino Ferch (Albert Speer)
Estreno en Perú: 22 de diciembre de 2005.
En un Berlín asediado por todos los flancos, Adolf Hitler vive en absoluta negación, cuando el Nazismo ya había sido prácticamente vencido, sus últimos días en medio de sus más cercanos seguidores, ministros y generales.
El film causó controversia en su estreno en Europa, dejando claro que el recuerdo del horror nazi sigue levantando polémica alrededor del mundo, más aún en la propia Alemania, tomando en cuenta que es el primer film de ese país que se atreve a contar una historia que muchos otros desearían olvidar.
Sin embargo, La caída no es una película acerca de los horrores de un estado totalitario, es un film sobre el líder de un régimen que no volvería a ver la luz del día: Adolf Hitler. Y aquello que le da a la película esta otra dimensión es el haber elegido el período apocalíptico y decadente del fin del régimen de Hitler: su retiro y posterior muerte en su última guarida.
Adoptando el punto de vista de Traudl Junge, la secretaria personal del Führer, el film toma un rumbo que podría parecernos que muestra un resquicio positivo en Hitler y es probablemente ese aspecto el que llevaría a controversia. Pero lo entendemos de esta manera, el film es una versión ficcionada de la realidad, no es pues un documento para conocer a profundidad los hechos históricos. Aun así, este testimonio de primera mano nos permite presenciar momentos extraordinarios en la vida de Hitler, llama la atención que lo más inusual resulta ser la relativa normalidad que se vivía en el bunker. Hitler, Goebbels y Himmler seguían sus obligaciones sin inmutarse de las consecuencias de sus decisiones.
Notamos también que son las mujeres que rodean a Hitler las que sirven como prueba viviente del fanatismo puro. El film muestra además el punto de vista de los soldados, de los altos mandos militares que reciben órdenes del líder, las cuales revelan el rostro oculto de un verdadero monstruo, un ser enfermizo que vive en absoluta negación, cuando el Nazismo ya había sido prácticamente vencido.
Destaca sin lugar a dudas la performance de Bruno Ganz quien no duda en meterse en la piel de Hitler al punto de tomar prestada su voz calmada y sus gestos mínimos, aquellos que pocos conocíamos, más allá de sus estruendosos discursos doctrinarios. El resto del reparto no le pierde el paso a un Ganz formidable. Desde Ulrich Matthes como Joseph Goebbels, hasta Juliane Köhler como Eva Braun, tan enamorada y tan loca, casi tanto como el propio Adolf, pasando por el fanatismo en estado puro de Magda Goebbels, quien demuestra su insanía en una de las escenas más chocantes del film. La presencia de Alexandra Maria Lara y los niños son como bocados de aire fresco en una atmósfera totalmente viciada.
Los puntos flacos del film podrían venir por el lado de las sub tramas, que siguen a personajes fuera del bunker, como por ejemplo el niño de la juventud nazi que se las arregla para mantenerse con vida en medio de una batalla sin cuartel. Se entiende que con estas pequeñas historias se intenta mostrar el caos que se vivía en la ciudad, pero más de una vez solo sirven como distracción de la verdadera historia, la que queremos seguir viendo, aquella que nos mantiene encerrados bajo tierra en el refugio junto con los agobiados generales y los soldados ebrios, entregados ya a su destino una vez muerto el Führer.
El director Oliver Hirschbiegel -recordamos su trabajo previo, Das experiment un extraño pero eficaz thriller- está a la altura de esta difícil realización, aunque no puede evitar dar una mirada vouyerista en ciertos momentos, algo que nuestro morbo le agradece. Más allá de eso, es innegable que el realizador alemán consiguió abordar con éxito está historia negra de su país, logrando una película que cautiva de principio a fin y que saca a la luz las locuras y las monstruosas inconsistencias de un hombre ahogado por su propio poder. De visión obligatoria para todo aquel que espera mucho más que tanques y bombas en una película durante los años de la Segunda Guerra Mundial.
Laslo Rojas
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