Elizabethtown
Dir. Cameron Crowe | 123 min. | EE. UU.
Intérpretes:
Orlando Bloom (Drew Baylor), Kirsten Dunst (Claire), Susan Sarandon (Hollie Baylor), Alec Baldwin (Phil), Bruce McGill (Bill Banyon), Judy Greer (Heather Baylor), Jessica Biel (Ellen), Paul Schneider (Jessie)
Estreno en Perú: 29 de diciembre de 2005
Drew, un joven y exitoso diseñador de calzado deportivo, acaba de hacer perder una millonaria suma a su compañía. Dispuesto a marcharse de este mundo por propia mano recibe una llamada telefónica que a la larga lo llevará a conocer un alma salvadora. Comedia romántica que es un fallido intento del director californiano.
Si de buena música se trata, Cameron Crowe (EE. UU., 1957) siempre se las ha ingeniado para inundar de ella sus películas (basta señalar Casi famosos, ese alocado trip por la raíz del rock norteamericano de los 70) pero está claro que la música, no soporta por sí sola la extensión de un film, es el caso de Elizabethtown.
La anécdota inicial no es del todo mala: Drew, un joven y brillante diseñador de una compañía de calzado deportivo, fracasa completamente al proponer un modelo nuevo de zapatillas, la pérdida que esto supone para la compañía es enorme y ante el peso del fiasco Drew decide que ya no tiene cabida en este mundo. Pero antes de acabar con su existencia recibe una llamada telefónica: su padre acaba de fallecer cuando se encontraba de visita en su pueblo natal.
Lo que viene es más o menos obvio, Drew viaja al pueblo que da título al film para cumplir con su deber de hijo y en el camino se topa con Claire, una azafata que será la alma salvadora que tomará las riendas de su vida.
En el inicio, la película muestra sus cartas: ritmo ágil, un tono de comedia romántica y una historia liviana, pero a medida que el relato avanza, adquiere mayor gravedad y la trama se pierde en múltiples meandros, no es que de pronto se cuenten asuntos de mayor importancia o relieve, en realidad el problema es que los giros del guión, (responsabilidad también de Crowe) no logran ajustarse del todo, alargando las secuencias y cayendo en tiempos muertos que además no dicen nada nuevo, hace rato sabemos como culminará el viaje de redención de Drew.
A pesar de ello hay buenos momentos en esta película, casi todos acompañados de la música de Tom Petty, Nancy Wilson (esposa del director) y otros grupos que por otro lado acentúan el tono marcadamente norteamericano de la cinta, las soleadas tierras de Kentucky se visten de banderitas con barras y estrellas, y las imágenes corresponden a la visión idílica de un país donde todo es cálido, limpio y acogedor.
La caracterización de Orlando Bloom (El Señor de los Anillos, Kingdom of Heaven) se mantiene en el nivel de la corrección sin llegar a despegar en ningún momento, Kirsten Dunst (Las vírgenes suicidas, Spider man) carga con un papel excesivamente verbal y por ratos insoportable con sus muecas y afanes de chica lista. Del resto del casting no hay mucho que decir salvo que Susan Sarandon como la madre de Drew, compone un personaje alocado que hace el ridículo en una especie de stand up comedy que francamente es la peor secuencia de la película.
Hacia el final, casi como un bonus adicional, Cameron Crowe nos entrega un largo road trip completamente musicalizado que se deja ver con agrado, claro que para entonces es poco lo que queda por rescatar de este fallido intento del director californiano.
Un último apunte: recogiendo ideas para escribir esta crítica busqué un logrado modelo de comedia romántica y lo que recordé fue el trabajo del gran Billy Wilder en Piso de soltero (The apartment, 1960), que es un ejemplo maestro de diálogos precisos y ritmo endiablado, al mismo tiempo que una caracterización sin par de Jack Lemmon y Shirley MacLaine, si gustan del género, esta es la película que deberían ver.
Luis Ramos
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